Dos equipos decaídos en el silencio de San Mamés
Debut de Calleja ante un Athletic dolido por la Copa
Pesa como una losa en la cabeza de los jugadores de Marcelino, y el 1-1 in extremis del miércoles ante la Real, con fallo de Simón.
San Mamés es como un purgatorio donde Athletic y Alavés vienen a llorar su honda pena y soñar con un futuro más dichoso. La punzada que se trae el Athletic por la final de Copa no se cura más que con el título el próximo sábado en otra cita calcada, esta vez ante el Barça y en la edición del torneo ya actualizado en este 2021.
Y el Alavés llega con una nueva destitución, esta vez de Abelardo, que no ha sido el hombre milagro de la primera etapa en Mendizorroza. El club quema técnicos a una velocidad de vértigo. Y ya no sólo caen en el primer equipo: el filial va desde ayer por el tercer inquilino en su banquillo. Javi Calleja se estrena hoy al frente del equipo albiazul desde lo más profundo de la tabla.
En Bilbao todavía colea una final de Copa en la que los seguidores rojiblancos volvieron a vivir las terribles sensaciones de 2009, 2012 y 2015, con un equipo incapaz de competir y que se mostró superado por la responsabilidad. Pero es que ese pésimo estado de ánimo se vio agravado unos días después al desaprovechar en el Reale Arena un 0-1 logrado casi al final del partido, este ya de Liga, por un grave error sobre la bocina de Unai Simón que le costó dos puntos. Núñez le confundió con un balón que aquel dejó pasar y se acabó colando.
Marcelino refrescará su equipo, en parte obligado por las sobrecargas musculares de Yuri y Yeray. Ayer aseguró la titularidad de Villalibre, el hombre con mejor promedio goles/minutos. El equipo quedó ayer concentrado en un hotel, síntoma de que hay que cambiar hábitos.
En el Glorioso comienza una nueva era. A Calleja se le ve optimista y planteará un fútbol más alegre. Otra cosa es que tenga plantilla para eso. Ely y Pellistri están de baja. El caso Lucas remite y una de las tareas del técnico es recuperarlo para la cusa. Córdoba no puede jugar por la cláusula del miedo.