“El error de la Superliga fue prescindir de la Champions”
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distancia. Uno de mis propios hijos era muy bueno jugando, pero no quería ser profesional. Y si lo hubiera sido, yo no lo habría representado.
—¿Y no son los clubes presos de los representantes? Cada uno tiene a sus agentes de cabecera y les necesitan... —Es difícil que un club se ponga en mis manos, porque yo defiendo exclusivamente los intereses de mis jugadores. Pero ocurre que para defender bien el interés de mi futbolista, tengo que entender bien al club. Por eso mis futbolistas no son caros, son baratos, porque tienen mucho éxito. El jugador caro es el que no rinde.
—La imagen del agente de siempre es la de la persona que no hacía nada y se llenaba el bolsillo.
—Pues es una idea muy equivocada. En esa gran pirámide que forman los futbolistas sólo unos pocos llegan a ser profesionales, pero forman parte de una industria que es muy complicada. Piense en cuando Ibrahimovic fue al Barcelona. Es parte de la vida, puede suceder que la cosa salga mal…
—Ahí acabó muy mal usted con Guardiola.
—No, fue Guardiola el que acabó mal conmigo (risas). —¿Qué pasó? —Escuche. Creo que Guardiola es un grandísimo entrenador. Yo no odio a nadie y no me parece desagradable, porque no le conozco en persona. No me gustó lo que hizo con Zlatan, pero esto ya es el pasado. —¿Qué opinión tiene de la Superliga? —Una radicalmente diferente al resto. Yo siempre abanderé una batalla contra la FIFA, contra esa mentalidad monopolista que no me gusta. No necesitamos de la FIFA para jugar al fútbol… Pero mi gran observación a la Superliga es que los organizadores querían prescindir de la Champions League para jugarla. Y es un error. La palabra clave aquí es “TAMBIÉN”.
—¿Qué quiere decir? —Ferrari puede ir con un coche a la Fórmula 1 y con otro a Le Mans. ¿Por qué no puede jugar el Madrid en la Champions y en la Superliga? Sería el experimento más maravilloso del mundo del fútbol. Tener dos torneos, Champions y Superliga. Y que el gran público decida cuál le gusta más.
—Entiendo.
—Si yo fuera propietario de un club, querría que mi equipo jugara la Superliga y también la Champions… Y por supuesto las ligas nacionales. Para los futbolistas sería bueno, y para los hinchas también. Esa competencia obligaría a los organizadores a hacer torneos realmente atractivos. Hoy no, si alguien quiere ver fútbol de máximo nivel tiene la Champions League… y basta. —Entonces, está muy a favor... —Vi con incredulidad las protestas en la calle de la gente. Eran protestas contra algo que todavía no se había explicado. Se protestaba contra el sentimiento de una competición cerrada. Pero la Superliga no debe ser una obligación, ¿eh? Si la odias, no compres los derechos o no pagues por verla. Si la quieres ver… adelante. Pero la clave es la palabra “TAMBIÉN”.
—¿No cree que la Superliga supone vender el fútbol de élite a los americanos? —¿Por qué los americanos están comprando los clubes de Europa? ¿Por qué no los compran los europeos? Porque aquí hay dinero, pero no existe ese espíritu de invertir en el deporte. Si compras un club en Europa, para la gente y para los bancos eres un loco. Un americano, en cambio, compra el club con una idea, con la idea del business, de la economía, como compraron el Liverpool o el United. Y ocurre una cosa, no puedes decirle a esta gente: usted puede comprar un club como el United, pero no puede tener su mentalidad americana. Y la realidad es que MLS, NFL o NBA están organizadas como la Superliga… Esas personas que protestaron en la calle, ¿odiaban el domingo por la noche la
NBA? ¿Acaso la Fórmula 1 es una competición abierta? —¿La Superliga no acabaría con las ligas nacionales? —Falso. Son la propia Champions y el Fair Play Financiero los que han creado las diferencias entre los clubes grandes y pequeños. La razón es sencilla. En el caso de España, son casi siempre los mismos seis o siete equipos que entran en Europa: Real Madrid, Atlético, Barcelona, Sevilla, Villarreal, Valencia… Pues ellos son los que siempre se reparten los algo más de cien millones que ofrece cada año Champions y Europa League. Y la brecha con los demás se va haciendo cada vez más grande, año a año. —¿Jugar dos torneos no plantearía un problema de fechas? —Dígame usted cuántos jugadores tienen Barcelona o Real Madrid en la plantilla. Los clubes tienen hoy un problema, que tienen más jugadores de los que caben en el equipo. Yo llevo años pensando en esto… y la única regla fija debería ser que no puedes cambiar una estrella de un torneo a otro. La obligación debería ser dar la lista que juega esa competición antes y que sea cerrada. Eso permitiría a los clubes idear estrategias, ver a qué competición quieren dar más importancia e incluso contratar a ciertos jugadores para que jueguen cada una de esas competiciones. Un club tendrá que pensar: ¿voy a contratar a Ibrahimovic para jugar la Champions o la Superliga? —Pero claro, UEFA y FIFA se opondrán ferozmente.
—Es que a mí el monopolio que ejercen no me parece que esté acorde con el espíritu del fútbol o del deporte. En el boxeo ya hay cuatro o cinco federaciones. El golf organiza un Mundial sin tener una federación. La Federación de Natación ya ha perdido en la justicia europea un pleito sobre que no son los únicos que pueden organizar las competiciones…
—¿La FIFA está en el momento más débil de su historia? —Para mí hay una cosa importante, es una organización que ya ha caído en varios escándalos. Si uno cae una vez, vale. Pero si cada cuatro o cinco años los escándalos son siempre los mismos, ya no es un accidente, ya es una forma de ser. ¿Estamos de acuerdo en que esta gente nos gobierne? Es una locura total. El problema es si tenemos un derecho o si te hacen un favor. No es posible que la FIFA decida quién va a jugar un Mundial o no en base a que hagas una cosa simpática o no a sus ojos. Estamos hablando de una organización muy opaca y cerrada.
—¿Qué modelo propone para organizar el fútbol sin la FIFA? —La gran fuerza del fútbol es que sobrevive a pesar de la FIFA (risas). Yo creo que el propio fútbol tendría que crear una plataforma para arreglar sus asuntos a todos los niveles y que la FIFA discutiera democráticamente cosas generales como las reglas del fútbol, si hacemos las porterías más grandes, el fuera de juego… Que además, para eso se fundó. El poder absoluto corrompe.
—¿Por qué cree que quieren regular la actividad de los agentes? —Escuche, la FIFA tiene que tapar muchos problemas, y para hacerlo crea otros problemas. Por otro lado, cada vez está más claro que los que tienen la verdadera fuerza en el fútbol son los jugadores, porque son ellos los que lo generan, y así quieren disminuir su capacidad de actuación y fuerza. —Dice la FIFA que los agentes tienen demasiada influencia. —No saben cómo es el fútbol. Ok, vamos a limitar también los salarios de los futbolistas, o los traspasos, o las entradas para los partidos. ¿Por qué la FIFA aumenta cada año el dinero de los sponsors, de los derechos televisivos…? ¿Por qué no limita eso también? —¿Y sobre lo de la influencia?
—El trabajo de un agente es proteger al máximo los intereses de los futbolistas. Y el de los directores deportivos defender los intereses de los clubes. Es como comprar un Rolls Royce y no pagar un chófer. O comprar un avión y no contratar un piloto. Es una locura total. Nosotros también somos parte del fútbol. Yo, desde luego, nunca fui a una negociación con una pistola en la mesa. Si existimos es porque los jugadores nos necesitan y los clubes también.
Su idea “Con Superliga y Champions a la vez, será el público el que decida”
La FIFA “Quiere regular a los agentes para tapar otros problemas”