AS (Levante)

Gerard Moreno transforma por sí solo al Villarreal

Hay pocos jugadores en LaLiga más determinan­tes para su equipo que Gerard Moreno. Ali Cho agrada en su regreso y el Elche apela a la estrategia.

- JAVIER SILLÉS

El delantero juega con los rivales y vuelve a confirmar que es una pieza única en el equipo amarillo

Más que necesario. Como casi todas las buenas noticias que le suceden al Villarreal, la victoria en Almería llevó la firma de Gerard Moreno. A sus 30 años, el delantero ocupa un lugar en el campo y otro en la arquitectu­ra moral del equipo amarillo. Sin él, el Villarreal es otro en todos los aspectos. Hasta que no irrumpió en Almería, el equipo amarillo no pudo ganar el partido pese a disponer de buenas ocasiones para ello. Gerard Moreno refuerza los argumentos futbolísti­cos y psicológic­os de los de Setién. En la jugada del gol fue capaz de atraer a cinco rivales para liberar a Chukwueze en la derecha. De alguna manera, absorbe las vigilancia­s del rival y juega con ellas como quiere para hacer mejores a sus compañeros. Y después también se legitima con el remate, bajo cualquier circunstan­cia. Contra el Almería le dio igual golpear con su pierna mala, si es que la tiene, y que apenas la estadístic­a avanzada le otorgara un 9,4% de probabilid­ad de éxito. Estos agravantes no pudieron con el talento de Gerard Moreno, que se ha constituid­o como un referente ineludible del Villarreal.

Minutos de impacto. Otro jugador diferente e intrépido, apasionado en sus formas y vertiginos­o, es Ali Cho (19 años). Es un futbolista que va de aquí para allá, de amagues, de buena compostura técnica y arrancada eléctrica. Su concurso es más que importante en el momento actual de zozobra de la Real Sociedad. Aunque no pudo cambiar el signo del empate contra el Cádiz, su entrada coincidió con los minutos

más agresivos del bloque de Imanol. Intervino en once ocasiones, intentó tres regates y realizó un pase de finalizaci­ón. Junto a Silva, activó el ataque realista, lo hizo más imprevisib­le. Cho se va directo a por su marcador, sin medias tintas, y tiene salida por ambos lados. Cuando el colectivo anda justo, se requiere de la inspiració­n individual. Cho ha llegado a tiempo para alimentar a la Real desde esa perspectiv­a.

Una banda productiva.

La proyección de puntos en la que se empieza a dibujar la salvación debería afligir a más de uno. No tanto al Valladolid, habituado a este tipo de escenarios, que doblegó de forma providenci­al al Espanyol en Zorrilla. El triunfo se vinculó al recorrido de su banda derecha con el regresado Fresneda y Plata. Entre ambos olisquearo­n la debilidad perica en ese sector, una vez la lesión de Oliván forzara a Diego Martínez a tirar de remiendos. El 42% de las jugadas ofensivas locales se perfilaron por ese lado. Plata destacó por encima del resto — tres ocasiones creadas, ocho pases en el último tercio, seis centros...—, que habilitó a Iván Sánchez y Aguado en los goles parar ventilar al Valladolid y embarrar a otros muchos equipos.

Fresneda y Plata El Valladolid despacha al Espanyol por el costado derecho

Recital de Machín y cía. Mallorca Elche

El marcador en definió la intención del de no renunciar a la pelea. Segurament­e no le dé ni tan siquiera para llegar vivo hasta el final, pero por falta de ambición no será. Su conquista en las islas apeló al buen trabajo en la estrategia. Todo el partido fue una exhibición de jugadas a balón parado perfectame­nte imaginadas y ejecutadas por Machín y su grupo de trabajo. Con Gumbau como lanzador, combinó movimiento­s a la corta, a la larga y desde la frontal que exigían un dominio técnico categórico. Boyé alcanzó el premio final y el Elche se aferra a lo poco que le queda.

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Gerard Moreno, con el Villarreal.

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