Aburrido y justo empate en el Carlos Tartiere
Oviedo y Tenerife, incapaces de inquietar al portero rival
Poco o nada. Eso fue lo que pasó en este gris empate entre carbayones y tinerfeños, que suman un punto.
Los locales empezaron el duelo atenazados por el miedo a encajar un revés a las primeras de cambio. Lo aprovechó el Tenerife que, con un fútbol directo y valiéndose del balón parado, se acercó con más peligro a la meta defendida por Braat. Sin embargo, el paso de los minutos fue dando poso a los locales y apagando a los visitantes.
Con los de Cervera volcados en el área visitante, a los de Ramis no les quedó otra que aguantar el chaparrón. Lucas Ahijado obligó a estirarse a Soriano con un potente disparo tras servicio de Enric Gallego en el 22’ . Fue el único acercamiento claro de unos locales que siguieron intentándolo,
El mejor Bretones fue el más brillante del duelo partiendo del lateral
pero con la misma nefasta suerte a la hora de la finalización. Con nada que el aficionado pudiera llevarse a la boca y alimentar su hambre de goles, el árbitro decretó el descanso.
El segundo acto de esta fría y descafeinada contienda empezó con Bretones en modo venenoso. El lateral izquierdo ganó hasta en dos ocasiones la línea de fondo para la definición perfecta del pase de la muerte: fuerte, raso e imposible. Sucede que la pólvora ovetense se ha enfriado demasiado pronto. De los pases, sólo Lucas estuvo cerca de rematarlo, pero no de introducirlo en la portería.
El Tenerife, cuando pasó el chaparrón, se dedicó a guardar un punto valioso viviendo de un entramado defensivo de nivel sobresaliente y la calidad del binomio Alexandre-Aitor Sanz. De esperar y esperar, se les acabó el tiempo a unos y otros.