El VAR rescata al
Tres llamadas al árbitro acaban en penalti de Kaiky, gol anulado a Arribas y tanto válido de Vinicius
Quién sabe si fue el cansancio, la arrogancia o la cuesta de enero. Lo cierto es que el Madrid anduvo desaparecido un tiempo y remontó después de una tarde de programación completa del VAR. Tres jugadas grises que se tiñeron de blanco y que darán para semanas de debate. En la cabina andaba Hernández Hernández, uno de los malditos para el club blanco. Tardará un tiempo sin volver a los vídeos sumarísimos de la televisión blanca. El Almería no se comportó como un colista aunque acabara sucumbiendo a uno de esos finales arrebatados de los que vive el Madrid.
En contra de lo previsto, no hubo alineación spa en el equipo blanco. Confluyeron que visto de cerca el Almería era más de lo que mostraba en la tabla, que vienen semanas de un solo partido y que Ancelotti es de natural conservador. Así que salió el once que hubiera puesto en una final de la Champions, por llevar la cuestión al extremo, únicos dos centrales disponibles y tridente de gala, incluidos. También Kepa y Tchouameni, en calidad de investigados. El caso es que volvió el meta y volvió el debate a los 39 segundos de partido. Un pase sin tensión de Nacho lo manejó al primer toque el Almería (Arribas-Marezi-Robertone) para colocar a Ramazani frente a Kepa. Remató mal el belga, pero al meta le pilló vencido al lado equivocado y la pelota se fue dentro tras deslizarse bajo los tacos de su pierna derecha. La alineación de Ancelotti ya tenía su porqué.
Ese gol probablemente no estaba en los planes del Almería, pero sí una estrategia para, con suerte, salir vivo del Bernabéu: una doble barrera de cinco más cuatro y una línea defensiva adelantada para quitarle al Madrid el espacio y un acceso cómodo al área. Un zarzal en el que se enredaba una y otra vez el equipo de Ancelotti, cegado por el centro. El Almería cuidó especialmente cerrar esos corredores interiores en una tarde en la que los centrocampistas del Madrid comenzaron especialmente imprecisos, en largo y en corto. Tampoco era fácil la vida por fuera, ante la defensa de ayudas a Pubill y Akieme. Y cualquier progreso de Vinicius, el más activo, fracasaba en el corazón del área, territorio abandonado por el Madrid desde la salida de Benzema. Bellingham no tiene ahí compromiso de permanencia.
Era tal la espesura de ideas y hasta de ánimo que a los veinte minutos silbaba el Bernabéu en tono de advertencia. Fue tras un mal remate de Arribas en buena posición. Al Madrid le costaba llanear después de una semana de alta montaña en Arabia y el Metropolitano.
La empanada blanca era tal que hasta el descanso no se registraba una sola intervención de Maximiano, sobreprotegido por un equipo