AS (Levante)

Insatisfac­ciones

Brahim jugó por una lesión de Vinicius y fue la figura del duelo ● Gol bien anulado a Savic ● El equipo blanco pide tres penaltis

- REPORTAJE GRÁFICO JAVIER GANDUL Y JESÚS A. ORIHUELA

REAL MADRID

Rodrygo Brahim Bellingham Kroos Joselu Camavinga Lucas Vázquez Valverde

Total

ATLÉTICO

Griezmann Morata Witsel Marcos Llorente Savic Hermoso Saúl

Total

PUERTA 1 2 0 1 0 0 0 0 4

2 1 1 1 0 0 0 5

FUERA 3 1 3 1 2 1 1 1 13

2 0 0 0 1 1 1 5 improvisó sobre la marcha y acabó metiéndose en la cocina de Oblak.

El Madrid, obligado por las circunstan­cias, había centrado mucho la posición de Bellingham, eje de todas sus operacione­s, y asaltaban por la derecha Brahim, aprovechan­do las escasas dotes defensivas de Riquelme, y Lucas Vázquez, que conserva el instinto de extremo.

El Atlético forzaba saques de esquina, casi penaltis-córners vista la inferiorid­ad aérea del Madrid. En dos pudo sacar provecho. Lunin rectificó una mala salida con un manotazo de reflejos a cabezazo de Witsel. Luego se rozó el gol olímpico. Y cerca del descanso a Saúl se le fue un cabezazo franco.

Para entonces Simeone había virado hacia una defensa de cuatro al desplazar a la derecha a Riquelme por delante de Llorente. Con ese 4-4-2 presionó más arriba frente a un Madrid calculador, a la espera de que Valverde abriera espacios con su motor privilegia­do. El uruguayo tuvo una buena oportunida­d en la última jugada de la primera mitad. Pinchó en su punto fuerte: el remate.

El Atlético marcó a la vuelta con un cabezazo de Savic, tanto invalidado por claro fuera de juego por interferen­cia de Saúl, pantalla de Lunin. El enésimo aviso de ataque aéreo sin que el Madrid bajase al refugio. Y de una polémica a otra, porque casi de inmediato Lucas Vázquez, que estaba firmando un partido completísi­mo, cayó ante una entrada de Saúl. Jugada interpreta­ble que el VAR pasó por alto. También hizo la estatua en otra caída de Bellingham ante una pantalla/ empujón de Savic y en un agarrón de Llorente al inglés. Tres jugadas grises, otro enfado del Bernabéu. El derbi en estado puro.

Con el partido adormecido, Simeone metió de un golpe a Barrios, Lino y Memphis. Luego llegó

Correa. Se acabaron las reservas en un encuentro que había comenzado a romperse, territorio blanco, territorio Valverde. Oblak sacó un remate de Rodrygo en contra lanzada por el propio Valverde. Carvajal le robó medio gol a Lino. Brahim puso en pie al Bernabéu: caño, quiebro y disparo. No entró, pero la grada lo celebró como si lo hubiera hecho. Después llegó una espuela de Griezmann de la misma corriente artística. Lo adivinó Lunin. No todo lo bueno del fútbol puntúa.

Los cambios no parecían mejorar al Atlético y le dieron cierto aire al Madrid, sobre todo cuando llegó Modric. Vinicius calentaba en la banda por si se declaraba un incendio. Y acabó declarándo­lo Llorente, metiendo su cabeza a otro balón perdido. Sin Rüdiger, despegó el Atlético de Aviación.

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