AS (Levante)

Caminando hacia

El equipo de Ancelotti pasa los octavos de la Champions pidiendo la hora ante un Leipzig mejor

- LUIS NIETO

El Madrid está en cuartos de esta Champions sin haber sido mejor que el Leipzig, que no forma parte de la familia real europea, ni en la ida ni en la vuelta. Así que le conviene más aprender que celebrar, no sea que el pan de hoy sea hambre mañana. Entrará en el bombo de los mejores con asignatura­s pendientes y cierto mal cuerpo. Se vio sometido por el quinto de la Bundesliga de forma inesperada. El equipo anduvo encogido, sin respuesta, y el Bernabéu pasó miedo. Por lo que vio y por lo que intuye que puede venir de aquí en adelante. El próximo rival llegará cargado de atacantes con mejor puntería que Sesko y Openda.

La parte más oscura de la brillante carrera del Madrid en la Copa de Europa a menudo ha tenido que ver con Alemania, con esa capacidad germana de complicarl­o todo, de no tenerle miedo a las leyendas, de mostrarse poco impresiona­ble a rivales y ambientes, de entrar en trance en los partidos y volverse imparable. Por ahí, por la capacidad física del Leipzig, por su estado de necesidad ante el resultado de la ida y por las paradas correctora­s de Lunin en el Red Bull Arena, avisos de desajuste general, podría explicarse un once de Ancelotti cargado de fibra, más para templar que para mandar. Un once sin Rodrygo, futbolista magnífico propenso a salirse en las curvas, y con Camavinga y Tchouameni, ambos por delante de Kroos. Un 4-3-3, con Valverde muy vencido a la derecha y Bellingham de nueve más puro que falso. El área, en cualquier caso, le viene pequeña y su presencia ahí es tan esporádica que en partidos sin un gobierno claro de su equipo resulta casi impercepti­ble. El plan no funcionó.

El encuentro fue lo que explicaba la alineación blanca, un Madrid a la espera, parapetado en el resultado de Alemania, bajándole pulsacione­s al choque, ultraconse­rvador, y un Leipzig más atrevido, más presionant­e y con Sesko tan encasquill­ado como en la ida. Perdió un mano a mano sencillo con Lunin en jugada invalidada por fuera de juego que no ocultó su atarugamie­nto ante la portería. Openda, poco después, se puso a su altura en un amago de rosca que acabó en churro y en un remate cruzado con más picante que tampoco fue a puerta.

Probableme­nte por costumbre, al Madrid le encajan más partidos de vuelta a la tremenda, con una desventaja por delante. También el Bernabéu se maneja mejor en la adversidad que en la comodidad. Al fin y al cabo, esta competició­n está hecha de emociones. En cambio, al equipo (y a la gente) le cuesta ubicarse en partidos de vuelta con viento favorable, donde aparece la duda entre sentenciar o aguantar.

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 ?? ?? Rüdiger y Nacho se lanzan a ras de césped para intentar frenar un ataque de Dani Olmo, que estuvo espléndido.
Rüdiger y Nacho se lanzan a ras de césped para intentar frenar un ataque de Dani Olmo, que estuvo espléndido.

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