España se rinde
La entrada del exmadridista en el 46' y el veneno del extremo del Liverpool dan la victoria a Colombia
El fútbol es de los futbolistas y hay algunos que por más que pasen los años no pierden la magia. James Rodríguez es uno de ellos. Descansó en el banquillo en la primera parte del España-Colombia, entró en el 46' y revolucionó con su zurda lo que hasta ese momento solo era un amistoso de sube y baja. Pidió el balón, remató con veneno y filtró los pases que devolvieron a Colombia el colmillo que le había faltado en los primeros 45 minutos. Ante él y Luis Díaz, otro terremoto, la España de Luis de la Fuente pinchó en el primero de los dos amistosos rumbo a la Eurocopa. Es un simple amistoso, sí, pero siempre duele perder. Sea en Londres o en la puerta de tu casa.
La Roja cambió en jugadores y en sistema, con un 4-2-3-1 en el que De la Fuente situó a Zubimendi y Merino como anclas del centro del campo. Lo primero que saltaba a la vista era la equipación española, de un amarillo tristón y feo con ribetes grises que lo afeaban aún más. Pero al margen de ello, el primer mensaje claro fue la intensidad de los internacionales españoles, con Grimaldo especialmente incisivo en sus internadas por la banda izquierda. El partido arrancó con un ritmo impropio de un amistoso y a ese juego frenético ayudó que quien pitaba no fuera otro que Michael Oliver, que jugaba en casa y permitió brega en cada acción.
Eso sí, las ocasiones de gol se cotizaban a precio de oro. La presión ahogaba a tal punto que apenas surgían resquicios para crear peligro a Vargas o Raya. El más claro llegó en el 18', cuando Grimaldo demostró su brillante zurda al servir un pase tenso a la cabeza de Vivian quien, estorbado por un rival, remató alto. “Qué poco ha faltado”, parecía querer decir con su gesto el central del Athletic mientras retornaba a su lugar de trabajo, que no era otro que el que quedaba unos metritos por delante de Raya, como centinela ante las amenazas de Cassierra, Carrascal y compañía. Y “qué poco ha faltado”, pensaría también Luis Díaz en la primera ocasión en que logró desbordar a Porro y lanzarse en vendaval hacia la portería de Raya. La defensa española neutralizó el peligro, que sirvió sin embargo para despertar a la afición colombiana hasta tal punto que por un instante el Estadio de Londres pareció estar en Barranquilla. Pero ni unos ni otros. El gol se había quedado en Heathrow y el descanso dibujó un 0-0 sin apenas noticias de los guardametas. Mucha presión, eso sí, ni un balón se daba por perdido, pero los aficionados