AS (Levante)

Follón final en l

El azulgrana da un recital en la primera parte de un partido que acabó con tensión entre los jugadores

- HÉCTOR MARTÍNEZ

Brillo y follón. Así, con esas dos palabras, podría resumirse el primer España-Brasil de la historia jugado en el Bernabéu. Un duelo con una primera parte primorosa de La Roja en la que la magia de Lamine Yamal y un golazo de Olmo prometían fiesta. Un partido en el que Brasil reaccionó y llegó a igualar a dos gracias a ese Endrick que en nada lucirá el escudo del Real Madrid en el pecho. Y con un 3-3 final tras un penalti marcado por Paquetá en el 95'. Una noche con pitos a Morata y ovación para Lamine. Un 26 de marzo lluvioso y desapacibl­e en el que todos jugaban contra el racismo. A ese sí que hay que ganar por goleada.

De la Fuente había apostado por un equipo ambicioso, con el eje francoespa­ñol Le Normand-Laporte en defensa, Rodrigo a los mandos y Olmo de enganche. En ataque, las alas de Lamine y Nico eran el mejor sustento para Morata. En Brasil, era tal el escenario, el rival que tenía enfrente y la causa que justificab­a el partido, la de la lucha contra el racismo, que Dorival debió de pensar que no había lugar para los experiment­os. Así que calcó el once que el pasado sábado se enfrentó (y ganó) a Inglaterra en Wembley. Centro del campo de la Premier, delantera al completo de LaLiga y defensa con algún ingredient­e de la competició­n brasileña, que es lo que mejor conoce. Es difícil nombrar un club local al que no haya dirigido Dorival. ¿Cruzeiro? Sí. ¿Vasco da Gama? También. ¿Flamengo? Hombre, claro. Y Sao Paulo, Fluminense, Palmeiras, Santos...

La primera incógnita, la de saber quién dominaría el balón, quedó rápidament­e despejada. La pelota era de España y así llegaron los primeros centros al área, incluso el primer córner, presagio de lo que sucedería en el minuto 12. España cambió de banda a banda y el balón quedó en la pierna izquierda de Lamine, que es como elegir entre susto o muerte. Recortó a Wendell al entrar en el área y superó a Joao Gomes, quien metió la pierna allí donde hay que pensárselo dos veces antes de hacerlo. ¿Resultado? Penalti. Penalti light, diríamos, porque es cierto que el centrocamp­ista del Wolverhamp­ton mueve el pie, aunque también lo es que el azulgrana puso mucho de su parte para que Antonio Nobre señalase la pena máxima. Rodrigo firmó el 1-0.

Lo peor para Brasil es que no escarmentó. Siguió lenta y apática al organizars­e en defensa cada vez que La Roja robaba el balón. La cara de Dorival lo decía todo. Las piernas de Bruno Guimaraes,

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Beraldo agarra por el brazo a Fabián, que parece visiblemen­te enfadado, en una de las acciones polémicas del partido.
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