El gregario es un campeón
El exciclista Iván Gutiérrez es parte clave del equipo técnico del Racing
Para algunos es el secreto mejor guardado del Racing, para otros la argamasa que compacta el vestuario, hay alguno que le ve, en el buen sentido, la mascota del regimiento, esa a la que todos quieren y que les representa. Lo que todos en el Racing coinciden es que Iván Gutiérrez es imprescindible, tanto que no entenderían este equipo sin él. No tiene ficha, no quiere protagonismo, no cobra, pero es el corazón verde de ese vestuario.
Iván Gutiérrez, 38 años, fue durante 15 temporadas ciclista profesional. De los buenos. Pero ni el prestigio, ni un palmarés extraordinario (campeón del mundo, de España en numerosas ocasiones, 10 veces participante en el Tour...), ni el dinero que le ha resuelto su vida pudieron impedir que de la bicicleta le bajara, como él dice, “una depresión muy grave”. Una enfermedad de la que habla abiertamente con una sinceridad que admira. Durante más de dos años fue un esclavo de su lucha contra la enfermedad..., hasta que este verano incluyó un ingrediente más en la receta: el Racing.
Racinguista hasta la médula desde siempre, forma parte del equipo técnico de Ángel Viadero. Desde que se conocieron en julio, por mediación del coach Imanol Ibarrondo, amigo común, la vida de los dos, el santanderino y el de Hinojedo, ha cambiado. Para bien. Viadero reconoce que “con él soy mejor entrenador, llego a sitios donde antes no llegaba”, mientras que el exciclista dice que “Ángel me ha dado una razón para levantarme todos los días de la cama y ser feliz”.
Esa razón es la de sentirse útil formando parte del equipo técnico que intenta devolver al equipo de su corazón a la élite.
Todo y nada. Cualquiera que asista a un entrenamiento en las Instalaciones Nando Yosu se puede encontrar a Iván poniendo conos, participando en rondos, corriendo con los lesionados o, simplemente, mirando. O mejor, viendo.
Sin un jugador está tristón, raro, falla más de la cuenta o se enfada, raro será que, antes o después, Iván no se le haga el encontradizo. En los estiramientos, camino del vestuario o en la ducha, el de Hinojedo le hace saber que está ahí. Si el jugador quiere, hablan. Si no, ya hablaran,saben que Iván seguirá estando ahí.
Sin querer protagonismo, ha conseguido que los jugadores le vean como uno de los suyos, “no es un chivato”, que los técnicos le vean como uno de los suyos, “siempre suma”, y que los auxiliares le vean como uno de los suyos, “el deportista de élite que menos importancia se da de los que he conocido”.
Consejero Sin imponer nada, está siempre disponible para el que lo pasa mal