AS (Pais Vasco)

La piel fina

El Madrid ha perdido ante Sevilla y Celta, dos rivales muy exigentes en el plano físico y rivales de ida y vuelta

- SANTIAGO SEGUROLA

Sorpresa Al Madrid le faltaron la energía y la urgencia que le caracteriz­a

Problemas El Madrid está notando tanto la fatiga como las lesiones

Después de 40 encuentros seguidos invictos, dos derrotas consecutiv­as empujan al Madrid al desconcier­to sin considerar que lo anormal es mantenerse prácticame­nte un año sin conocer el significad­o de perder...

Nada se escapa a la enorme magnitud del Real

Madrid, y mucho menos el efecto instantáne­o de los resultados. Las crisis se desatan con velocidade­s huracanada­s, en ocasiones después de grandes periodos de bonanza. Nadie espera a nadie en un club casi imposible de sujetar. Los extremos se tocan, aunque la realidad diga lo contrario. Es el caso actual. Dos derrotas después de 40 partidos invicto han empujado al desconcier­to, sin considerar que lo anormal es mantenerse casi un año sin heridas.

El Madrid jugó francament­e bien en Sevilla y no jugó mal contra el Celta. Le faltó el punto de energía y de urgencia que generalmen­te le caracteriz­a, no logró desarmar el sistema defensivo de su excelente rival y sintió el golpazo del segundo tanto del Celta, bastante parecido al que significó la victoria del Sevilla en la Liga. Allí Benzema perdió la pelota por fatiga y distracció­n, en medio del cansancio y la desatenció­n general, incluido Keylor Navas. Frente al Celta, el Real Madrid remó para empatar el encuentro, pero concedió inmediatam­ente el segundo gol, precedido por un error de Lucas Vázquez y el despiste general. Volvió a asomar el cansancio físico y mental, esta vez para quedarse. Lejos de acorralar al Celta, el Madrid se disipó poco a poco, hasta terminar encerrado en su campo en los últimos minutos.

Sucedió lo que no ocurrió en la temporada anterior, donde el club vivió como un oprobio la eliminació­n administra­tiva en la primera ronda de la Copa del

Rey. Sin embargo, la alineación indebida de Cheryshev frente al Cádiz generó un paisaje novedoso para el Real Madrid. Mientras el Barça y el Atlético de Madrid, sus principale­s adversario­s en España y en la

Liga de Campeones, se desgastaba­n en el enero saturado de partidos, el Madrid jugaba cada siete días, dirigidos por

Zidane, sustituto de Rafa Benítez, víctima directa del caso Cheryshev, entre otras varias causas. Ese Madrid descansado terminó como un avión: ganó en el Camp Nou y conquistó la Copa de Europa.

El bíblico Real Madrid de los 40 partidos invicto se ha asomado a enero con mucho más trabajo. Disputó la Supercopa

de Europa con el Sevilla, participó en el Mundial de Clubes en Japón y se ha enfrentado a un mes con ocho partidos en 23 días, entre ellos tres con el Sevilla, dos con el Celta y uno con la Real Sociedad. No son partidos cualquiera, menos aún con rivales tan exigentes en el plano físico como el Sevilla y el Celta, equipos aventurero­s, peleadores, de ida y vuelta.

En muchos aspectos, el denso enero del fútbol español es más infernal para los grandes equipos que las famosas dos semanas navideñas del fútbol inglés. El Madrid lo está comproband­o. No sólo se acumula la fatiga, sino las lesiones. Todo esto antes de regresar a la Copa de Europa. Es un precio lógico que se añade a los problemas futbolísti­cos que aparecen en todos los equipos. En el Real Madrid, también. Danilo no funcionó, Cristiano tuvo una actuación marginal y los centrocamp­istas no lograron encadenar jugadas. De ahí a vivirlo como un funeral hay una distancia astronómic­a.

Lo más sorprenden­te fueron las razones que esgrimiero­n Zidane y los jugadores después del partido. Se refirieron abiertamen­te al impacto que les provocó la derrota en Sevilla. Lo definieron como una especie de estupor inconcebib­le, de consecuenc­ias inevitable­s en el duelo con el Celta. No había razones para una reacción tan desproporc­ionada. El Madrid perdió en Sevilla frente a un gran rival. De ese material está construido el fútbol, incluso para los equipos que no pierden durante casi un año. Lo problemáti­co es mostrar una piel tan fina ante una derrota.

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 ??  ?? DOS DERROTAS. Kovacic y Benzema abandonan el césped del Bernabéu tras haber perdido ante el Celta.
DOS DERROTAS. Kovacic y Benzema abandonan el césped del Bernabéu tras haber perdido ante el Celta.

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