Raúl se pasó la semana afinando su puntería
Le dolió un mundo que dudasen de él ante el Atlético
Raúl García se ha pasado la semana afinando su puntería. El cuerpo técnico le tuvo que pedir tras uno de los entrenamientos a puerta abierta que se fuese para la ducha, queriendo evitar una lesión después de someterse a una veintena de remates extras desde todas las posiciones, acrobacias incluidas.
No es que tenga una cuenta pendiente con el Atlético, un club que lleva grabado a fuego. Le gustaría dar una alegría a San Mamés, donde le han adoptado como a un hijo. Ha pasado de ser el enemigo público número uno a admirarle por su enorme profesionalidad, que trasciende de su calidad técnica.
Al mito ex colchonero le dolió mucho que se dudase de su implicación contra el Atlético en la pasada campaña. Pidió un respeto en público. Su primera visita al Vicente Calderón sí estuvo marcada por las emociones, que le atenazaron en parte del juego. En la vuelta, en Bilbao, se le vio ya mucho más suelto.
El futbolista de Zizur ha dicho que no celebrará el gol si bate a Moyà. Eso no significa que no lo busque con ahínco. Ya hay un precedente este año, la visita de Osasuna a San Mamés. Le cayó un balón claro y no perdonó. Tampoco mostró júbilo por respeto a su club de cuna, al que le debe la vida.
Encantado. Rulo está muy feliz con su vida en Bizkaia. Es un tipo muy familiar, que disfruta sobremanera con las dos mujeres de su vida, su mujer y su hija, que en más de una ocasión han ido a buscarle a los entrenamientos en Lezama. Valora mucho la discreción de la gente, que en Bilbao no hay dos equipos como en Madrid, donde por la calle era un ídolo para los colchoneros y el anticristo para los merengues.
Si algo le define es ser agradecido a quien confía en él. Lo es con sus clubes y con los técnicos. Ahora se parte la cara por Ernesto Valverde, que le convenció para unirse al Athletic y le ha dado todo lo que le prometió: titularidad y galones. Hoy debe ejercer de Raúl y Aduriz, su socio.
Osasuna
Este año marcó a los rojillos en San Mamés y no lo celebró
Familiar
Valora la tranquilidad de su nuevo destino, lejos del lío de Madrid