AS (Pais Vasco)

“Hay que ganar títulos para sumar gente a la causa”

El Madrid ofreció la Copa en la Comunidad y en el Ayuntamien­to

- M. DE LA TORRE

Por cuarto mes de febrero consecutiv­o el Real Madrid visitó las institucio­nes madrileñas con el título de Copa bajo el brazo, el más sufrido de los últimos años. “Nos hemos merecido estar aquí brindando de nuevo el título a nuestros seguidores”.

Empieza a ser tradición que un lunes de cada mes de febrero el Real Madrid visite la sede de la Comunidad y el Ayuntamien­to para ofrecer a la afición y a las institucio­nes madrileñas la Copa del Rey. Ayer, por cuarto año consecutiv­o y quinto de los últimos seis, volvieron a repetir paseo por la capital. Del Bernabéu a Sol, parada en el Palacio de Comunicaci­ones de Cibeles y regreso al santuario madridista. “Nos merecemos estar aquí de nuevo brindando la Copa a nuestros seguidores”, decía sacando pecho Sergio Llull. Ante la ausencia por la reciente paternidad de Felipe Reyes, al segundo capitán y MVP en Vitoria le tocó pronunciar los pertinente­s discursos de agradecimi­ento.

Encabezó la expedición el presidente. “Un equipo irrepetibl­e que quedará para siempre en la memoria”, comentó Florentino Pérez antes de cederle el testigo a Cristina Cifuentes. “Mi corazón ya no puede ser más blanco”, reconocía la presidenta, quien protagoniz­ó una de las anécdotas de la jornada al enfundarse la muy ceñida camiseta que le regaló la plantilla. “La próxima vez me traéis una un poco más ancha”, bromeó. Mientras Ayón le colocaba correctame­nte el cuello de la camisa al más benjamín del grupo. Un Luka Doncic que mostró el mismo desparpajo que exhibe sobre el parqué: movía las manos cual director de orquesta mientras sonaba el himno de las mocitas madrileñas. El de toda la vida, vaya.

Tocaba asomarse al balcón. Justo enfrente del Kilómetro 0, varias decenas de seguidores (la hora, algo más tardía que en citas anteriores, acompañó) aguardaron pacienteme­nte para celebrar con sus ídolos. Por su parte, Pablo Laso esperaba en un discreto segundo plano. “Es un momento para los jugadores”, afirmaba uno de los mayores artífices de esta época de gloria.

En el consistori­o, Manuela Carmena recibió a la comitiva con orgullo pese a admitir no haber visto la final. Pero volvió a rendirse ante tan mayúsculo equipo: “Sois extraordin­arios. Tan buenos que hacéis que vuestros rivales jueguen mejor”. Indicó su satisfacci­ón ante sus habituales visitas. “Estáis decorando el ayuntamien­to. Seguid viniendo”, recalcó al recibir una réplica de la Copa. Un obsequio que agradeció regalando un libro con la historia de la Cibeles a cada miembro de la plantilla (“también para Felipe”). “Lo leeremos para aprender sobre la señora Cibeles. Tenemos que seguir ganando más títulos para sumar más gente a la causa”, contestaba Andrés Nocioni al ser preguntado sobre cuándo celebrará la sección de baloncesto un título en la plaza de la Diosa, como en el fútbol. Poco antes, Doncic custodiaba la Copa y se despedía de la alcaldesa. Como es tradición ya un lunes de cada mes de febrero.

Al timón

Doncic ejercía de director de orquesta al compás del himno blanco

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