El Tiguan crece para mantenerse en la ola
La segunda generación del todocamino compacto alemán incrementa sus dimensiones reforzando de este modo su enfoque como coche polivalente familiar
Podríamos considerar al Volkwagen Tiguan como un todocamino puente entre las marcas generalistas y las premium.
Es decir, posicionado por encima de un Nissan Qashqai, por ejemplo, pero por debajo de un BMW X1. Una situación que se refuerza en su segunda generación, continuista en aspectos como el diseño (actualizado sin rupturismo alguno) pero con cambios profundos en otros aspectos importantes del vehículo.
El nuevo Tiguan sigue pareciéndose por fuera a su predecesor pero ha crecido en longitud (4,48 metros) y anchura, siendo al mismo tiempo algo más bajo con lo que su aspecto es más dinámico, algo más deportivo se puede decir.
La clave de este incremento dimensional la encontramos, como es habitual, en el interior al disponer de mayor espacio en las plazas posteriores, que además se pueden desplazar longitudinalmente hasta 18 centímetros. Y el maletero llega hasta 520 litros, que son 50 más que antes.
Se puede comprar desde los 26.600 euros con una oferta de motores, gasolina y diésel, entre los 125 y los 190 CV, que se pueden combinar con cajas de cambios manuales o automáticas así como con sistemas de tracción a las ruedas delanteras o total.
La conectividad es otra de sus mejoras más significativas en lo que se refiere al equipamiento gracias a las posibilidades del sistema App-Conect.
Su carrocería llega hasta los 4,48 metros de longitud y es más ancho
Las plazas traseras y el maletero se benefician del aumento de tamaño