Mucha seguridad con los hundidos hinchas rojiblancos
Fueron escoltados hasta el estadio
■ Las estrictas medidas de seguridad impidieron finalmente que ese temor atroz a la sed de venganza de los ultras del APOEL por los bochornosos incidentes acaecidos en la ida acabase convirtiéndose en lamento de víctimas. Viajaron 200 seguidores y la mitad se fue de cena a un local conocido de Nicosia la noche del miércoles, con fiesta pacífica incluida. Durante la jornada de ayer muchos pudieron conocer lugares emblemáticos de la capital chipriota, siguiendo las consignas de no llevar distintivos rojiblancos. Tal y como marcaba el protocolo, fueron conducidos en buses hasta el estadio un par de horas antes de comenzar. Después fueron ubicados en un fondo completamente libre. Una zona de la grada estaba vacía, por sanción de la UEFA. No se vieron bengalas, aunque sí las hubo a bordo de motos cuando los seguidores se desplazaron hasta el GSP, un feudo donde se permite fumar. Antes del pitido inicial, hubo un gran mosaico.
El césped estaba alto pero se puede considerar correcto. El partido discurrió por derroteros de deportividad. No es tan infierno. Sí es verdad que con el viento a favor de los goles, los aficionados aprietan con sus cánticos. En cada uno de los tantos, el árbitro permitió exageración en los festejos.
Los ecos de la ida aún no se han sosegado. Antiviolencia ha propuesto multas de 3.500 euros para tres aficionados del APOEL que agredieron a los vigilantes del partido y de mil euros para otro seguidor visitante que, con claros síntomas de embriaguez, agredió al coordinador de seguridad. Los tres primeros tendrán prohibido el acceso a recintos deportivos durante seis meses y el segundo, durante tres.
Chipriotas Antiviolencia propone multas fuertes a los agresores de la ida