AS (Pais Vasco)

Pesadilla en Leicester

Los goles de Morgan y Albrighton eliminan al Sevilla Nzonzi falló un penalti y Escudero estrelló un misil en el palo Nasri se autoexpuls­ó de forma absurda

- JUAN JIMÉNEZ

Enamorado perdidamen­te de la Europa League hasta el punto de ganar cinco, la Champions le volvió a dar esquinazo al Sevilla en la maldita noche de Leicester. En un punto físico menor que hace unos meses, con errores individual­es impropios como la expulsión imperdonab­le de Nasri, y desgracias como el tirazo al palo de Escudero y el penalti desperdici­ado por Nzonzi que le hubiesen llevado a la prórroga, vivió una pesadilla en las Midlands, que le quedarán marcadas para siempre. Una autoexpuls­ión y dos penaltis fallados (Correa también tiró a la basura uno en la ida) en una eliminator­ia a cara de perro de Champions no dejan escapatori­a. En cierto modo, el Sevilla se autodestru­yó en el King Power Stadium.

Bien puesto al principio, el Sevilla le pudo meter un estacazo definitivo a los octavos nada más empezar. Nasri apareció por el área y disparó con la derecha. Schmeichel hizo un paradón. Pero el 0-1 se esfumó y lo que pasó en los minutos siguientes, pese a que pareció intrascend­ente, fue perjudicia­l. El partido entró en un terreno peligros y el Leicester merodeó el área hasta que Iborra cometió una falta sobre Vardy, un demonio. Morgan se encontró con el centro de Mahrez y el 1-0 puso a arder el King Power Stadium. Para el minuto 27, el Sevilla ya estaba eliminado.

Sampaoli, siempre expeditivo cuando las cosas no van bien, intervino en el descanso. Mariano y Jovetic, extrañamen­te apartado del once inicial (había marcado cuatro goles y había dado otros cuatro de los últimos doce del Sevilla) salieron a ponerle pimienta a un partido que el Leicester se estaba llevando a mordiscos. El Sevilla necesitaba que pasase algo y fue un misil de Escudero que describió una trayectori­a brillante pero se estrelló en el larguero. El golpe fue doble sólo un minuto después. Albrighton castigó un despeje bizcochón de Rami. El Sevilla pareció paralizado por la situación. Poco contundent­e en las disputas, Vardy tuvo el 3-0 en las botas al paso por el minuto 66. El internacio­nal inglés completó un partido memorable y le puso la guinda haciendo picar a Nasri como un juvenil. Le empujó, le provocó y el francés cayó inocenteme­nte en una jugada que marcará su destino en el Sevilla. Orsato le mandó a la calle. Sus compañeros reaccionar­on con una tremenda entereza en el mejor arreón del partido. Entonces, un Correa notable puso un balón precioso a Vitolo, que provocó el penalti de Schmeichel. Hubo dudas. ¿Quién debía lanzarlo? Este año habían fallado Vietto, Correa, Nasri, Jovetic, Iborra... El balón lo cogió Nzonzi, que se lo regaló a Schmeichel. Vardy y Slimani perdonaron el 3-0, Orsato expulsó a Sampaoli...

El Sevilla trató de ponerse en pie por última vez pero la noche del 14 de marzo no estaba escrita para su gloria. Como ante Fenerbahçe en 2008 o CSKA en 2010, el final de la escapada fue en octavos.

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