El milagro sigue vivo, con Shakespeare, en Leicester
Ha mejorado pero le falta fútbol por todos los lados
El Leicester ha mejorado tras la destitución de Ranieri y el nombramiento de Shakespeare pero está en cuartos por la seguridad de Schmeichel y su fortaleza a balón parado.
Pocas veces se recuerda una transformación tan grande en tan pocos días de un equipo. Hundido en lo anímico y en lo futbolístico se marchó Ranieri tras la derrota en Sevilla y el Leicester se reactivó. La marcha de Kanté no ha sido capaz de reemplazarla el club aunque ha encontrado por fin en Ndidi un buen acompañante de un Drinkwater irreconocible con respecto a la temporada pasada.
No hay que engañarse, el Leicester eliminó a un Sevilla en baja forma por dos partidazos de Schmeichel y una capacidad ya conocida para explotar jugadas a balón parado. Le falta fútbol por todos lados y apelará a la intensidad y al despliegue al contragolpe. Ni tiene el balón ni quiere tenerlo, con muy bajos porcentajes de posesión ganó la Premier. Pero el nivel colectivo a individual ha bajado mucho. Desde Huth y Morgan a Drinkwater y sobre todo sus dos estrellas: Mahrez y Vardy.
La gran novedad de Shakespeare ha sido devolver a Okazaki a la titularidad y el regreso al 4-2-2. Ranieri lo probó todo para reactivar al equipo, desde colocar a Gray de mediapunta, cambiar la posición de Mahrez e incluso probar con tres centrales como en Copenhague en la primera fase. Nada funcionó y queda la vuelta a los orígenes. Intensidad en un repliegue permanente cuando el rival apriete y algo de presión en momentos concretos.
Y mucho peligro en las jugadas de estrategia. Le sirvió con un gol de Morgan que abrió el pase a cuartos, pero sólo con eso parece una utopía eliminar al Atlético. La opción de Slimani como segundo punta, otra posibilidad en un Leicester cuyo sueño debería terminar aquí. A solo tres puntos del descenso.