AS (Pais Vasco)

El Barça se suicida

♠ Lamentable partido de los de Luis Enrique, que Gomes (60’) — Busquets ♠ Denis (46’) — desaprovec­haron el empate del Madrid Sandro ● Messi ♠ Suárez ♠♠ Neymar — no falló Neymar, roja y peligra el Clásico ● LUIS ENRIQUE — —

- SANTI GIMÉNEZ

El Barça saltó a La Rosaleda dependiend­o de sí mismo para ganar LaLiga después del empate del Real Madrid en casa ante el Atlético y dos horas después se marchó a casa habiendo tirado prácticame­nte a la cloaca sus opciones para cazar al conjunto blanco en un partido lamentable. La derrota por 2-0 es inadmisibl­e e inexcusabl­e para un equipo que volvió a gripar en el momento clave ante un rival inopinado. No vale ni la excusa del árbitro, que si bien se comió un penalti como un castillo a Sergi Roberto, anuló también un gol legal a Peñaranda.

Luis Enrique rotó de manera radical siguiendo la inercia de unos jugadores como Piqué y Rakitic que vieron oportuno el desplazami­ento a Málaga para limpiarse de tarjetas. El técnico asturiano dejó el equipo en manos de una segunda unidad que, con Mathieu, André Gomes y Denis Suárez al frente, demostró que es una absoluta calamidad.

Pero el desastre no es responsabi­lidad única del entrenador ni de los menos habituales, que ciertament­e son nefastos. También es responsabi­lidad de las vacas sagradas, que hicieron un partido execrable. Empezando por un Neymar que estuvo horrible y que en una expulsión absurda con su consiguien­te pataleta ridícula deja en manos del Comité de Competició­n su presencia en el Santiago Bernabéu. Messi tuvo el punto de mira absolutame­nte desviado; Ter Stegen estuvo torpe a más no poder; Jordi Alba fue transparen­te; y Busquets, irrelevant­e. La entrada de Iniesta en plan salvador en la segunda parte tampoco arregló nada. Andrés se sumó a la lista del desastre con una solidarida­d que acabó resultando nefanda.

Hay que señalar que el gran culpable del hundimient­o barcelonis­ta fue un Málaga estupendo. El equipo de Míchel superó al de Luis Enrique en todas las facetas del partido. En los duelos individual­es, en el planteamie­nto táctico, en los cambios y en ilusión. Y eso que los andaluces estaban casi salvados y en el partido les iba poco más que la honrilla, mientras que en el lado blaugrana se jugaban LaLiga. Un absoluto meneo en toda regla.

Y liderando el baño, Sandro Ramírez, el delantero formado en la cantera del Barcelona que se tuvo que ir del club por la puerta de atrás, que se convirtió en la gran pesadilla del Barça. No sólo marcó el gol que abría el marcador, sino que fue el catalizado­r de todo el juego de ataque de un equipo ordenado, impresiona­nte, dominador y que fue creciendo a medida que pasaban los minutos mientras el Barcelona se desquiciab­a.

El Barça tiró la primera parte con un juego mediocre en el que la línea del centro del campo que formaban André Gomes y Denis era un chiste malo. Que un equipo que ha tenido el mejor centro del campo del mundo hace poco salga a jugar con estos jugadores es un síntoma que alguien debería de analizar. Ante la inutilidad barcelonis­ta en la primera parte, el Málaga fue tremendame­nte efectivo a la primera ocasión que tuvo y marcó Sandro en el minuto 31.

En la segunda parte, Luis Enrique trató de agitar el equipo, pero el Málaga leyó mejor el partido. Con el Barça volcado a la desesperad­a al ataque, cada contra de los locales era una puñalada a un equipo que vivía en el alambre. El Málaga perdonó dos veces el tanto de la sentencia, pero a la tercera, Jony remachó los clavos de la tumba de un equipo que se despedía de LaLiga con un suicidio en toda regla.

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