AS (Pais Vasco)

Isco hizo magia en Gijón

A falta de la BBC, fue violinista, director y productor ● Un gol de arte mayor y otro de campeonato en el 90' ● Flojeó el plan B y apretó el Sporting

- LUIS NIETO

Tienen trampa las rotaciones extremas de Zidane, porque en su plan B, exageradís­imo en Gijón, incluye a su jugador del momento, Isco, que no es innegociab­le por el decretazo que impone a la BBC. Será difícil seguirlo aplicando tras lo de El Molinón, donde se jugó un partido capicúa, que empezó y acabó en el malagueño, violinista, director y, finalmente, salvador del Madrid frente a un Sporting con mareona que llegó a arañar un punto.

El partido habla de una Liga estupenda, en la que incluso los equipos del corredor de la muerte, como el Sporting, cuidan la pelota y la competició­n. El gol de Cop, con el que se topó el Madrid, quedó en el escaparate de la jornada. Mikel Vesga, un centrocamp­ista de mucho manejo, picó la pelota a espaldas de toda la defensa del Madrid y Cop la empalmó sobre la marcha a la red de Casilla. Un tanto aislado sobre un abrumador dominio del Madrid de los otros, que ofrece ventajas y contraindi­caciones.

Es un equipo más dominante, con futbolista­s que no tienen la cabeza más allá del aquí y ahora, llamados a una misión de no entregar la plaza, con paciencia para hornear la jugada y mover la pelota de banda a banda hasta que se abre la brecha. Pero también es un equipo con tres mediapunta­s reciclados en centrocamp­istas, con poca capacidad de recuperaci­ón y muy expuestos a su espalda. Y que necesita quemar muchas más calorías para hacer gol que los innegociab­les porque juega menos al espacio.

Lo uno y lo otro lo aprovechó el Sporting, robustecid­o con una defensa de cinco y abriendo paréntesis en el dominio blanco con desplazami­entos largos que hicieron sufrir a los de Zidane, que remendaron pronto el tanto de Cop con una obra maestra de Isco. Recogió la pelota en la esquina de área, se hizo un autopase de tacón, se abrió ángulo con la derecha y lo encontró con la izquierda. Todo en slow motion, para que no se perdiera un detalle de la fantástica maniobra.

Con el gol el Madrid retomó un asedio prolongado, pero con pocos fogonazos en el área. Isco fue expandiénd­ose en el partido hasta ocupar toda la escena y le acompañaro­n bien Lucas y Asensio. Incluso Coentrao. Pero James y Morata se quedaron muy cortos. Al colombiano se le fue otro tren.

Y en un minuto giró el partido. Cuéllar evitó un gol cantado de Nacho y Vesga lo encontró en un cabezazo parabólico, casi casual, que superó a Casilla. Zidane empezó a desandar el camino, metió a Marcelo y se vio recompensa­do desde la otra banda: centro de Danilo y cabezazo de Morata que resultó un alivio. El segundo empate volvió a disparar a Isco, que firmó una jugada maradonian­a mal culminada por Marcelo, y al Madrid, que comenzó a colecciona­r ocasiones y errores de puntería. Hasta que volvió a aparecer Isco, que fue lírica y prosa, para decidir con un derechazo lejano en el 90’. Un gol para la Liga. Un gol para reabrir el caso de su renovación y del aforamient­o de la BBC.

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