AS (Pais Vasco)

El segundo peor Athletic demanda una revolución

Un juego atroz y sólo dos plazas por encima del descenso

- ALFONSO HERRÁN /

La Liga ya es historia. El Athletic empieza a pensar en las vacaciones. Mañana bajará el telón con el amistoso en Santutxu. Es hora de hacer valoracion­es. El torneo de la regularida­d desnudó a un equipo incapaz, que convirtió San Mamés (al final no iban ni 30.000 aficionado­s) en el campo en el que menos goles se han visto en Primera, con un total de 35 en 19 partidos, con solo un tanto de media a favor por envite, un sonrojante registro que solo se había dado en los cursos 2005-06 y 06-07. Los leones, decimosext­os en la tabla con 43 puntos y sin opciones de pelear por puestos europeos en el último mes y medio de competició­n, tienen el dudoso honor de haber firmado la segunda peor clasificac­ión en la historia del club, empeorada solo por el decimosépt­imo puesto ocupado en la temporada 2006-07, aquella del bienio negro.

Este grupo, el único que no ha podido enlazar dos victorias consecutiv­as como local, demanda una revolución por parte de Berizzo, con fichajes, todos los que se puedan, y cambios, refrescand­o el equipo, aquella frase que acuñó Valverde. Este año se han sumado veinte puntos menos que en 2017. Los diez tantos firmados en Liga por Raúl García, máximo artillero de los leones en el campeonato doméstico, uno más que Aduriz, asoman también como la cifra más baja del goleador principal del equipo desde la campaña 2007-08, cuando Llorente marcó idéntico número de goles.

Desde la cuarta jornada, con la visita a Las Palmas (10) todo empezó a romperse y el equipo ya no dio una a derechas. Ante los descendido­s fue el Athletic una ruina, con solo una victoria en esos seis partidos, ante el Málaga en casa, con bronca incluida: se entonó el “Cuco, vete ya”.

Justo antes del ecuador de la Liga, en la jornada 18, el Athletic se situó en la octava plaza, pero fue un espejismo. En toda la segunda vuelta no apareció entre los diez mejores. En diciembre las alarmas sonaban con insistenci­a, aunque Europa mantenía la esperanza de salvar el año. Frente al Eibar en San Mamés la gente estalló por el juego rácano, que dio paso al descalabro de Girona, donde Ziganda empezó a experiment­ar con los tres centrales. Cuco ya había dejado de ser lo que él quería y la plantilla no creía en lo que trataba de transmitir.

Eso sí, en el último tercio, el equipo empató ante el Celta y lo bordó en Vila-real para aferrarse a una remota esperanza de entrar entre los siete mejores. Pero llegó el Depor de Seedorf y dio un soberano repaso a los leones. La irregulari­dad ha sido la condena de este grupo, capaz de completar un partidazo en el Bernabéu y acto seguido, hacer un ridículo ante el Levante. El final, ante el Espanyol, solo podía deparar una bronca de época. “Se van a encender las alarmas, va a estar la gente mucho más alerta; vamos a intentar entre todos que no vuelva a suceder”, resumió el técnico navarro.

Ziganda Es la cabeza de turco; augura que se van a encender las alarmas

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 ??  ?? CARAS LARGAS. Beñat e Iturraspe, en el centro del grupo que aguantó la sonora bronca el domingo tras acabar la Liga.
CARAS LARGAS. Beñat e Iturraspe, en el centro del grupo que aguantó la sonora bronca el domingo tras acabar la Liga.

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