AS (Sevilla)

El Barça gana en el alambre

Rakitic decide un partido sensaciona­l El Athletic, valiente en la presión y el Barça, temerario en la salida de pelota Ter Stegen, clave en el juego de pies

- SANTI G IMÉNEZ

En un ejercicio de funambulis­mo futbolísti­co el Barcelona conquistó San Mamés en un partidazo por parte de ambos contendien­tes que decidió un Rakitic inmenso. Entre tanta querencia al arabesco, el sentido común del croata, que siempre buscó junto a Sergi Roberto la solución más fácil en un partido en el que todo el mundo quiso rizar el rizo, fue decisivo.

El encuentro fue un canto a la valentía. El Athletic fue incansable en su presión y obligó al Barcelona a jugar sobre el alambre en zonas de peligro máximo. Ter Stegen se reveló como un seguro en casi todas las jugadas comprometi­das en lugares en los que una pérdida es gol. Falló una el alemán, pero Beñat no supo embocarla y en vez de colocarla a la red, la quiso romper y Ter Stegen la paró con la cara. Como el que no quiere la cosa.

Dijo en la previa Luis Enrique que no se creía a Valverde cuando el técnico del Athletic dejó entrever que su equipo iba a ser cauto. Los hechos le dieron la razón al asturiano, que diseñó un plan que puede acabar con todos aquellos aficionado­s culés con problemas coronarios. Ante la presión de los vascos, el Barcelona respondió con un recital de pases en el área propia, siempre con el portero como vértice del juego y Piqué y Umtiti como apoyos mientras que Sergi Roberto era el encargado de romper el ritmo en las transicion­es.

Se encontraba cómodo el conjunto blaugrana ejecutando el contragolp­e apoyándose en el croata por la derecha y en Arda y Denis Suárez en la banda izquierda. El primero conservaba la pelota y el turco era el encargado de dar el pase definitivo. En una de estas salidas Rakitic marcó el gol que decidió el partido en una jugada de manual.

Puntería. Pero el Athletic jamás se rindió. El gol blaugrana no cambió el decorado de un partido que vivía al límite. En el área de Ter Stegen se vivía al filo y cuando el Barcelona lograba superar la presión de la primera línea del Athletic, las ocasiones eran clarísimas para los visitantes. No obstante, la puntería le falló al Barça. Arda, Messi y Suárez tuvieron claras oportunida­des para sentenciar el partido. A cada fallo del Barça, el Athletic se crecía y cercaba cada vez más la portería barcelonis­ta.

Confiaba el Barcelona en que los locales se cansaran, pero el empuje del Athletic fue impresiona­nte. Empujados por su público, los vascos tuvieron mucha presencia en el campo del Barça, donde Umtiti, con una tarjeta empezaba a sufrir y Piqué, imperial en el achique, empezaba a optar por mandar balonazos.

Una falta de Beñat que dio en la parte exterior de la red fue la ocasión más clara del Athletic que con la entrada de Muniain, que reclamó un penalti de Rakitic, y de Raúl García le apretó las clavijas a un Barcelona que no supo cerrar el partido en los contragolp­es.

Messi optó un par de veces por contempori­zar el juego y conservar el balón en vez de encarar a Gorka. Vivió el Barcelona al límite en ambas áreas. En la propia empecinado en sacar la pelota jugada a riesgo de una pérdida fatal y en la contraria desperdici­ando una y otra vez ocasiones claras en contragolp­e, como la última de Suárez que un defensa del Athletic sacó bajó palos. Se lleva tres puntos el Barcelona superando la prueba de San Mamés en un encuentro en el que la personalid­ad del equipo culé fue determinan­te. En un partido jugado en el alambre, el Barça ganó gracias al equilibrio de Rakitic.

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