AS (Sevilla)

Ni puntos ni tensión

Pobre imagen del Atleti en Alemania ● Decidió Lewandowsk­i, de falta directa ● Derrota ante el Bayern tras una fase de grupos inmaculada

- PATRICIA CAZÓN REMATES

En los últimos meses, Bayern y Atleti habían jugado todo tipo de partidos. El del reencuentr­o y el de la historia en las últimas semifinale­s. El de otro día más en la oficina al principio de esta fase de grupos. Ayer tocaba el del orgullo. Con todo decidido, el primero de grupo (el Atleti), el segundo (el Bayern), tampoco tenía más intriga lo de ayer en Múnich que esa: saber quien se llevaría estos últimos 90’. El golpe lo dio el Bayern. Con uno le bastó a Ancelotti para llevarse el partido, y el honor.

Desde el principio los alemanes hicieron suyo el balón, aunque no las ocasiones. Esas, al principio, fueron del Atleti, que esperaba atrás con un plan: las contras. Como para confirmarl­o, en la primera que Koke amarró un balón en el centro, una cresta morena echó a correr hacía la portería de Neuer: era Carrasco. Su disparo raso, cruzado, lo detuvo el portero del Bayern. El pase intermedio se lo había dado Griezmann, con el exterior. Y es que, lo de ayer en Múnich, le servía al Cholo entre otras cosas para esto: probarlos juntos, arriba, los dos delanteros (sin serlo ninguno de verdad).

Volvería el belga a testar a Neuer, de hecho, antes de que la niebla cayera sobre los rojiblanco­s y les cegara por completo. El pase, ahora, de Lucas. Ayer jugaba por Filipe y Robben no lo olvidará: atrás fue un incordio constante y, delante, si se escapaba era para llegar a la línea de fondo, como aquí. Galopada, mirada a Carrasco y centro. Neuer detuvo, Ancelotti respiró y el Bayern regresó a lo suyo: posesiones larguísima­s con tanto peligro como el que tienen las pistolas de agua. Ninguno.

Pero entonces apareció Douglas y sacó el colmillo: sentó a Vrsaljko y se fue directo a Oblak que repelió como si fuera un muro. Nueve minutos más tarde, Carrasco zancadille­aba a Vidal al borde del área y a quien le salía el colmillo era a Lewandowsk­i. Peligro. Llevaba 23 goles en 24 partidos. Desde ayer, ya son 24 en 25: colocaba Gabi su barrera mientras el polaco miraba el palo derecho de Oblak. Presagio. Allí envió el balón, directo, que voló por encima de las cabezas de los rojiblanco­s como si estuviera telederigi­do. Fin del partido, aunque todavía le quedaran 62 minutos.

O fin para el Atleti que tardaría mucho, mucho tiempo en volver a dejar noticias sobre el césped del Allianz. El Bayern, en dos pases y con Renato y Thiago omnipresen­tes, desmontaba a un Atleti en el que Gaitán no asomaba, Griezmann sigue seco y el centro Gabi-Koke-Saúl no acaba de cuajar. Para los alemanes, quizá, acostumbra­dos no había niebla. Tampoco frío (-4º). Robben y Vidal jugaban, de hecho, en manga corta: un partido por el honor deben jugarlo hombres.

No cambió casi nada el descanso. Lo empeoró más bien. Al partido se le fueron sumando minutos y le iba quitando tensión. El partido entró en esa fase difícil de ver: los rojiblanco­s ya jugaban más a no lesionarse que a jugar mientras el Bayern seguía a lo suyo, sobar el balón, con un rondo en todo campo.

Si no dio más golpes Ancelotti no fue por qué no quisiera sino porque Thiago envió fuera un balón en la línea de gol y Robben se trastabill­ó un par de veces al llegar al área de Oblak. La última ya con Gameiro, Correa y Thomas sobre el césped. Ellos fueron los cambios del Cholo y le pusieron sal a su equipo en los últimos cinco minutos, esa tensión que durante tanto tiempo le faltó a un Atleti que acabó con Oblak al remate del último córner. Era un empatar o morir del todo de Simeone. Fue nada. La última foto de una fase de grupos notable con final agridulce para los rojiblanco­s.

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