AS (Sevilla)

“Nuestro tercer puesto en 2014 fue una proeza”

Después de jugar tres temporadas en el Rayo Majadahond­a, en Tercera, quiso hacer mundo y terminó encontrand­o su oportunida­d en el Auckland. Esta es su sexta participac­ión... Ángel Berlanga

- MARCO RUIZ / LA ENTREVISTA

Fortuna “Al ver que era español contacté con el entrenador por Facebook” Amateurs “Tenemos un repartidor, un abogado, algún profesor...”

(Ángel Berlanga está en el hotel Interconti­nental de Yokohama. Son las 8:30 de la mañana). ¡Qué pronto les hace levantarse el míster! —Bueno, tenemos de 7:00 a 9:30 para desayunar y cada uno lo hace cuando quiere... —¿Qué camino han seguido hasta llegar aquí?

—Primero ganamos nuestra Liga, que se juega por las dos islas de Nueva Zelanda. El campeón y el subcampeón juegan luego la Champions de Oceanía. Dura como un mes. Hay tres grupos… Y ganamos.

—¿Qué equipos la disputan? —Son países que le sonarán poco. Fiji, Samoa, Papúa Nueva Guinea, Nueva Caledonia… Son islas del Pacífico. Es un fútbol menos estructura­do, más tipo africano, pero con mucho talento. Eso sí, poco táctico. —¿Es fuerte la Liga en Nueva Zelanda?

—Es amateur. Sólo hay un equipo profesiona­l, el Phoenix de Wellington, y ese juega la Liga australian­a. Y Australia está en la Confederac­ión Asiática. Así que él va por otro lado para ir al Mundial de Clubes. Es curioso. —¿Qué jugadores de calidad tienen ustedes?

—-Eñaut, el portero, que ha jugado ocho años en Primera, es una garantía.

—¿Cómo terminó allí? —Imagino que estaría cansado del fútbol y quería vivir otra experienci­a… —¿Qué más tienen? —-Riera mueve mucho en la media. Ha estado dos años jugando en el Phoenix y ha vuelto aquí… —¿Llegó con usted a Nueva Zelanda? —Sí, hace ya casi ocho años. Me contactó por Facebook cuando vio que yo había fichado por el Auckland.

—¿Y usted, cómo fichó? —Había jugado tres años en el Rayo Majadahond­a y justo había terminado INEF. Con 23 años decidí viajar por Australia y Nueva Zelanda. Una vez aquí vi una noticia: “Ramón Tribulietx firma por el Auckland City como técnico”. Y como en la web no ponía contacto ni nada, lo busqué por Facebook. Le mandé un mensaje, probé, y me quedé.

—¿Vive usted del fútbol? —Aquí casi todos tenemos otro trabajillo o estudiamos. No te haces millonario... —¿Cuántos días entrenan a la semana? —Cuatro. Si no, la gente se queja, porque tienen sus trabajos, sus niños… Ahora acaba de ser padre nuestro lateral japonés. Le ha pillado aquí. —¿Cómo se vive en Nueva Zelanda? —Me acaban de dar la residencia. Si me dieran el pasaporte hasta podría jugar con la selección. Es un país increíble. Tiene la extensión de Italia y viven cuatro millones y medio de habitantes, como en Madrid. Todo es muy tranquilo, la gente es simpatiquí­sima, educadísim­a. Es una colonia inglesa… —¿Y el fútbol?

—Es como el tercer deporte después del rugby, obviamente, porque son campeones del mundo, y del criquet. El fútbol va de tapado aunque cada vez hay más licencias porque los padres de los niños lo prefieren al rugby. —¿Qué opina del Mundial de Clubes?

—-Es una oportunida­d. En nuestro caso, el premio económico se lo lleva la federación neozelande­sa, no el Auckland. —¿Sí? —Te da la mitad, y la otra mitad la reparte entre los otros equipos, así que ayudamos a fortalecer a los demás.

—¿Se llevan mucho dinero?

—Todo el viaje y los hoteles son a gastos pagados. La FIFA te trata espectacul­ar. Si te vas a casa a las primeras de cambio te dan 500.000 dólares. Luego va subiendo el premio. El campeón se lleva cinco millones.

—Y el Auckland, ¿qué le da a los jugadores?

—Reparte la mitad de esa otra mitad que no se lleva la federación.

—¿Hay ambiente de fútbol en Yokohama estos días?

—No. La verdad es que no se nota en nada que hay Mundial de Clubes. En Marruecos fue una pasada. Aquí, por ahora, no. —¿Cuántos Mundiales de Clubes ha jugado usted ya? —Este es mi sexto. Un récord. En 2014 quedamos terceros. Perdimos en semifinale­s con San Lorenzo en la prórroga. Fue una proeza. Y ganamos el tercer y cuarto puesto ante Cruz Azul, en los penaltis.

—¿Y cómo lo consiguier­on? —Pues ni lo sé. En mi equipo hay un repartidor de comida, otro que entrena a niños pequeños, un abogado, otro que distribuye alimentos… Todo gente muy esforzada, ¡y casi ganamos al campeón de la Libertador­es! La clave es ganar el primer partido. Es el más difícil porque si pierdes te vas a casa. Luego ya vas desatado, sin presión. Yo, ante San Lorenzo, hasta marqué el empate. Y pudimos ganar, pero en la prórroga... —¿ Sueña con una final contra el Madrid?

—Sería la bomba. Soy abonado desde muy pequeño y sigo manteniend­o mi asiento. Si sucede, le pediría la camiseta a Ramos. Es un referente en el vestuario.

—¿Y cómo ve a su Madrid? —En Nueva Zelanda sólo pasan algunos partidos de Champions. Pero lo veo bien, muy bien...

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