Nzonzi dibuja los octavos
ASteven Nzonzi le bastaron unos minutos sobre el Parc Olympique Lyonnais para saber que esta vez la posesión no sería suya. Pese al mensaje de Sampaoli en la previa asegurando que el Sevilla debía mantener en liza su idea de juego, la realidad fue bastante contradictoria. Ante un escenario alejado de su prioridad, Nzonzi reinó como recuperador y como lanzador de juego. Fue el único sevillista que equilibró en pases el dominio del Lyon y siempre tuvo en su mente acciones de conexión con sus acompañantes. Las distancias parecían imposibles y por delante había metros interminables, pero el francés pausó, aceleró y movió los hilos a su antojo.
Sabía Sampaoli que la intensidad local sería su peor enemigo de cara a fabricar la clasificación a los octavos de final de Champions. Seis años después, vuelve el equipo nervionense a unos octavos de final de la máxima competición europea. Costó más de lo que parecía un mes atrás, pero la versión atrevida del técnico argentino supo reconvertirse por un día en la versión conservadora que ya reflejó en Turín. No perdió en ninguno de los escenarios ni teme ninguno de los que pueda encarar en la próxima ronda. Con Nzonzi como guía, el Sevilla supo sufrir y culminar otro paso adelante en una campaña que subrayó en su proyecto esta Champions con colores prioritarios. Su objetivo sigue presente.