Una cuestión de fe
El Barça vuelve al tiempo de la pirotecnia cruyffista
Llegados a este punto de la competición, el Barcelona ya únicamente debe de confiar en que el guionista imprevisible del fútbol esté de guardia hoy. El mismo que planeó la final de la Champions entre el Milán y el Liverpool, el que estuvo atento al United-Bayern del Camp Nou, al de las Ligas de Tenerife y Djukic, el del PSG en marzo o el del Iniestazo. Más que una disputa futbolística ante el Eibar, el Barcelona afronta una cuestión de fe para tratar de ganar una Liga que por momentos la ha tenido al alcance de los dedos y que luego ha despreciado.
Hoy el Camp Nou se llenará de aficionados que mirarán un partido sin estar atentos a lo que pasa, porque tendrán la oreja, la mente y el sentimiento en Málaga. De lo que tarde el Madrid en decidir el duelo que puede darle la Liga dependerá el guión del Camp Nou. El equipo barcelonista debería empezar el encuentro apabullando al rival para así meter presión al Madrid, pero en Barcelona a día de hoy se vive un contraste de sensaciones.
Por una parte, la afición asume que lo más probable es que el Real Madrid haga su trabajo, pero por otra hay la fe del que ya ha vivido una situación así anteriormente. En el Barcelona se cree porque se ha vivido. La pirotecnia cruyffista le dio al conjunto blaugrana tres Ligas consecutivas en la foto finish en situaciones tan objetivamente adversas como la de esta tarde.
El gran riesgo para el Barça es que sus jugadores se contagien del sentimiento de la grada y estén más pendientes de Málaga de que lo que pasa en su estadio. El Eibar tiene argumentos futbolísticos y sentimentales para convertirse en juez de la Liga prescindiendo de lo que pase en La Rosaleda. Y el Barcelona, no lo olvidemos, ha llegado a esta situación extrema tras fallar en partidos calcado al de hoy.
El fútbol es tan grande que depende del guionista que esté de guardia.
Málaga El Camp Nou vivirá pendiente de la radio esperando un milagro