Adiós al irrepetible Pedro Buenaventura Gil
■ Este Betis que maltrata a algunos ídolos o les convierte (sin querer ellos) en cómplices de un lamentable devenir deportivo e institucional perdió ayer a uno de sus referentes. Pedro Buenaventura Gil, irrepetible bético que dejó su vida y su corazón al servicio del club de La Palmera, falleció a los 86 años. Pedro nació el 9 de diciembre de 1930 en Sevilla y fue, además de gran bético, gran trianero. En Heliópolis hizo de entrenador y coordinador en la cantera, secretario técnico, delegado de campo, administrativo y entrenador del primer equipo. Entró en el Betis en 1969, tras subir al Carmona a Tercera. Empezó entrenando al juvenil bético pero su gran trabajo en categorías inferiores, eterno, no será recordado tanto como cuando salvó al primer equipo. Buenaventura sustituyó a Szusza en la primera eliminatoria de Copa camino del título en 1977; también acabó la campaña que clasificó al Betis para la UEFA de 1982. Evitó el descenso en aquel mítico partido de Las Palmas (1-2), pero no un año después, en la promoción de 1989 contra el Tenerife. De fichador se trajo a hombres como el Lobo Diarte, Alfonso o Jarni. Deja dos hijos, Pedro y Lorenzo, ambos por supuesto muy béticos. Uno es director de la cantera del club verdiblanco y otro, preparador físico top junto a Guardiola, en el City.