AS (Sevilla)

La noche de los medios

El Madrid pretenderá repetir el molde exitoso de las semifinale­s. No se espera un giro en la alineación de Zidane, con el 4-4-2 e Isco. La Juventus se fía de su armamento defensivo, su versatilid­ad táctica y de la pujanza de Alves y Dybala. El Madrid prec

- JAVIER SILLÉS

En el historial. El idilio inquebrant­able del Madrid con la Champions debe salvar el incordio que supone un rival de prestigio como es esta Juventus. Le convendría repasar su estupenda primera media hora de la ida de las semifinale­s ante el Atleti (68% de posesión y 11 tiros). Fue un equipo autoritari­o, desenfrena­do y propulsado por la firma de Modric, Kroos e Isco y la escopeta de Cristiano. Una referencia válida al aproximars­e los enunciados futbolísti­cos del campeón italiano y del conjunto de Simeone.

Agitador. El áspero esqueleto defensivo de la Juventus reclama el talento entre líneas de Isco. El malagueño resulta diferencia­l como enlace en la punta del rombo del 4-4-2 que utiliza ahora Zidane y que le queda como un guante al Madrid. Se ofrece en corto a los centrocamp­istas y conecta con frecuencia con Cristiano y Benzema. A la espalda de Pjanic y Khedira, los regidores del pasaje central italiano, dispone de una zona de acción no tan protegida por el bloque de Allegri. Noche para que Isco esté fino en el último pase.

El recurso. Privado el Madrid este último mes de las condicione­s de Bale por volver antes de tiempo contra el Barcelona (23 de abril) con el beneplácit­o de Zidane, cuenta con otra pieza de lujo para revolucion­ar el partido cuando lo requiera. El galés posee cierta ventaja sobre Alex Sandro, posiblemen­te el futbolista menos fiable de la Juventus, a pesar de disfrutar del sacrificio de Mandzukic en campo propio como interior izquierdo. Un Bale de refresco podría desmontar a la Juventus si afila su sociedad con Carvajal. También Zidane podría recurrir a él para actuar en la banda izquierda con el objeto de fijar a Alves y sacar de cintura a Barzagli.

Dinamismo arriba. La Juventus es una roca en el centro de la zaga con Bonucci y Chiellini y las ayudas de Barzagli. Únicamente ha recibido tres goles en la competició­n, todos en estrategia. Cristiano (nueve tantos en sus últimos seis partidos del curso) y Benzema tienen que alternar sus posiciones para que lo centrales italianos no se acomoden. Movilidad en la delantera para generar desajustes en la estructura acorazada rival.

Distintas variantes. Si algo puede desorienta­r al Madrid es la permeabili­dad táctica que distingue al equipo de Allegri. Funciona desde todas las perspectiv­as y bajo cualquier dibujo: 4-4-1-1, 3-52, 3-4-3, 5-3-2... Está capacitado para adoptar distintas organizaci­ones en función de la jugada y el momento del choque. La polivalenc­ia de Dani Alves y la faena defensiva de Dybala y Mandzkukic le permite este cambio de guión. Prohibido errores de lectura por parte del conjunto madridista.

El carril de Alves. Liberado de algunas de sus funciones defensivas, el brasileño llega y llega y se expresa con precisión en casi todas las acciones (dos asistencia­s y un gol ante el Mónaco). Empresa delicada para Marcelo, en alerta también por las caídas a banda de Dybala y la posible irrupción de Cuadrado desde el banquillo (notable ante el Barça). La final demandará al Madrid el blindaje en su sector izquierdo con la protección de Kroos y de Casemiro. De no cerrar ese pasillo se alejará de un nuevo título europeo.

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GESTORES DEL BALÓN. Modric y Kroos asumirán el peso creativo de la medular madridista.

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