Contrato vitalicio para Torres

Miguel Ángel Gil Marín ha sufrido un año después la misma presión que tuvo en junio de 2016 para lograr la continuidad del entrenador. Entonces accedió a reducir la duración de su contrato (de 2020 a 2018) y a aumentar su salario porque no se podía permitir la salida del líder antes de la inauguración del nuevo estadio. Con la estrella del equipo le ha sucedido lo mismo ahora. Griezmann se puso en el mercado horas después de despedir el Calderón sin esperar a la decisión del TAS. El francés indignó a muchos atléticos con unas declaraciones con las que ha forzado a un aumento de sueldo que el Atlético le iba a dar seguro, sin necesidad de esa presión.

Aunque sea porque le extorsionen, Gil Marín toma sus decisiones por el bien del Atleti. Pero parece que sólo reacciona así con los que le presionan. En el lado opuesto está Torres. Le hizo un contrato de dos años y el entrenador se lo redujo a uno y El Niño aceptó. Asumió su rol, siendo un modelo de profesionalidad, cumplió los objetivos y se ganó un año más. Y se merece un contrato vitalicio prorrogable año a año por objetivos. No es cuestión de que renunció al cuádruple de lo que gana en el Atleti hace un año ni de que tenga ahora ofertones irrechazables. Torres se lo ha ganado por los valores que representa y porque él sí desea seguir después de 2018 en el Wanda Metropolitano.