Mi carta para Abdelhak Nouri

En agosto de 2005 viajé a Hilversum, una localidad holandesa cercana a Utrecht, para pasar unos días con mi hija. Aquellos días se celebraba un torneo con jugadores alevines e infantiles y decidí ir. El fútbol es mi gran pasión y no podía faltar.

De entre todos los que participaban el equipo del Ajax me causó gran admiración. Y sí, allí estabas tú Nouri, con apenas nueve años. Jugabas en el centro del campo y pasabas el balón como si estuvieras solo. Eras pura fascinación.

Y entonces cuando acabó el partido pregunté a tu entrenador quién era el número catorce. Me contestó: “Es bueno. No te digo su nombre”. Pero no desistí en averiguarlo y cuando esperabas el trofeo de campeón junto a tus compañeros ya vestidos de calle, observé que te acercabas a un señor. A él también le pregunté tu nombre. “Se llama Abdelhak Nouri y es mi sobrino”, me contestó tu tío en español. La familia había vivido ocho años en Málaga y de ahí había marchado a Holanda.

Desde ese momento te he seguido, he ido al De Toekomst a verte y he charlado sobre ti varias veces con un gran ex jugador, ahora entrenador. Ahí me di cuenta que había conocido a un mito. Tenía tanta ilusión de que triunfaras, que ahora me encuentro mal, profundamente mal, al leer hace unos días en AS lo que te había pasado.

Hablo con mi hija y me comunica que tu estado se está agravando y el coma continúa. Y aunque me cuesta mucho escribir, lo hago para decirte que rezo para que lo superes y que salgas del estado en el que te encuentras.

Pido por tu familia. Por este difícil momento que le ha tocado vivir. Y espero volver a verte. Tu amigo, Miguel A. Acero Huelva