Mireia vuelve a ser Mireia: tras Ledecky en los 1.500
Hoy aspira al primer metal. Vall, a la final del 100 braza
El segundo día de competición Mireia fue Mireia. La de Londres, Barcelona o Río. La que saca lo mejor de sí misma. La badalonesa nadó hasta la segunda posición en los 1.500 libre, con unos 16:05.37 que le valen para salir esta tarde por la calle 5, junto a la extraterrestre Katie Ledecky (15:47.54), en busca de su primera medalla en Budapest. Mireia cuenta con mucho margen de mejora (su récord de España está en 15:57.29) y con un camino más despejado hacia las medallas que en otros campeonatos. Fuera de combate la danesa Lotte Friis o la neozelandesa Lauren Boyle, solamente la húngara Blogarka Kapas, bronce en Kazán 2015 con 15:47.09, se presume como la rival más fuerte. La china Yawen Hou y la italiana Simona Quadarella pueden ser también oponentes.
“No quiero hablar de medallas. Estoy contenta. Me sentí mucho mejor”, remarcó Mireia, que tiene clara la estrategia: “No quise mirar a mi lado derecho (Ledecky)”. La estadounidense, lejos de su récord del mundo, sigue siendo imbatible. Ella nadará una carrera en solitario, Mireia estará con el resto de mortales. La medalla en el 1.500 podría suponer un impulso para la nadadora de la UCAM, teniendo en cuenta que esta prueba se ha incluido en el programa olímpico en Tokio 2020.
Los 1.500 son una prueba de sensaciones. Mireia nadó todos los largos de la eliminatoria en 32 segundos, mientras que Ledecky lo hizo en 31. Controlar el ritmo y no desajustarse será otra de las claves. “Inconscientemente, seguro que me he guardado algo para la final”, comentó la pupila de Fred Vergnoux.
Al margen de Mireia, la fiable Jessica Vall también nadará en su segunda final mundial, después de ser bronce en Kazán. Ahora no será en los 200 sino en los 100 braza, donde la catalana competirá en una prueba con récord del mundo a la vista y duelo entre la estadounidense Llylli King y rusa Yuliya Efimova. Los 1:06.62 de Vall se quedan lejos de las medallas, pero “voy a luchar al máximo”. Ayer, mientras esperaba los tiempos de la segunda semifinal junto a los periodistas en la zona mixta, la española se mordía las uñas, con una sonrisa entre la felicidad y el nerviosismo, hasta que explotó de alegría. “Me hace la misma ilusión que en Kazán. Estoy muy contenta y esto me da mucha confianza para los 200”, valoró.
El resto de españoles no tuvieron una jornada halagüeña salvo África Zamorano, radiante después de superar su marca personal en los 100 espalda (1:00.89). No obstante, no le valió clasificarse. Como tampoco los 55.05 de Hugo González ni los 1:50.34 de Miguel Durán en los 200 libre. Y Jimena Pérez vivió el momento más duro: se quedó a 47 centésimas de la final de Mireia.
Las rivales Kapas, Hou y Quadarella competirán con Mireia por la plata y el bronce