El pecado de sentar a Asensio
Asensio y Kovacic pusieron la luz en un Madrid que vivió a oscuras en muchas fases del Clásico. El mallorquín jugó en el carril de Cristiano (el perfil izquierdo) y el siete pulmones croata fue un Stielike de nueva generación que siempre buscó la línea recta en vez de especular con la pelota. Da gusto tener futbolistas así. Pero Zidane nos privó tras el descanso de uno de esos dos pilares. Dio entrada a Lucas Vázquez, lógico, pero no se atrevió a sentar a Bale, que sigue sin aprovechar la ausencia de Cristiano para reivindicarse, y quitó a Asensio. El balear fue el autor del 2-2 en una contra formidable fabricada y gestada entre él y Kovacic, en un tuya-mía que puso en pie al Hard Rock de Miami. Al quitar del campo a Asensio quedó una sensación de ploff en la grada. El bajón anímico y futbolístico lo aprovechó el Barça.
El gol de Piqué dejó el 3-2 final que hizo justicia. Cierto que Cillessen hizo dos paradas antológicas a Isco, pero Keylor evitó al menos tres goles con actuaciones sensacionales que confirman el acierto de haber descartado el fichaje de De Gea en favor del tico. La portería no me preocupa porque está muy bien cubierta, pero lo que sí me quita horas de sueño es ver que sin Cristiano no hay manera de intimidar arriba. Benzema y Bale no han mojado en lo que va de pretemporada.