AS (Sevilla)

Finalísima europea

Este término puede proceder de la antigua Copa Davis, en la que se disputaban finales previas de zona

- ÁLEX GRIJELMO

Se disputan finales y se disputan finalísima­s. Sin embargo, este último vocablo se aplica con poco criterio para cualquier partido decisivo de un torneo por eliminator­ias. “El Alavés jugará la finalísima de Copa”, por ejemplo. Y eso a pesar de que no se ve mucha diferencia entre “la final de Copa” y “la finalísima de Copa”, pues ambas locuciones designan lo mismo: el último partido del torneo.

La Supercopa de Europa sí puede considerar­se una finalísima, porque enfrenta a los ganadores de otras dos finales situadas jerárquica­mente por debajo (aunque en el corazón del aficionado una de ellas se halle en realidad muy por encima de la otra).

En efecto, la final de la mal llamada Europa League y la final de la mal nombrada

Champions League dan paso a sus ganadores para disputar la Supercopa. Esta palabra goza del elemento compositiv­o “super”, que se antepone a “copa” para significar que se trata de un trofeo de mayor importanci­a. Y en teoría así es.

Alfredo Relaño me comentaba que eso de “finalísima” puede venir de la vieja Copa Davis, cuando se iban superando finales de zona hasta llegar a la finalísima donde esperaba el campeón del año anterior (que estaba exento de todo y sólo disputaba ese encuentro). Mi recuerdo coincide con el suyo. En aquella época, la de Santana, Gisbert, Arilla y Couder (integrante­s del equipo español al que luego llegaría Orantes), ganábamos la zona Europea, y después nos cruzábamos con los campeones

de otras regiones del planeta en la “final interzonas” hasta llegar a Australia para jugar contra aquel imbatible campeón de entonces. Y ésa era la finalísima.

Recuerdo una gran eliminator­ia de la final interzonas en los años sesenta contra un país que se llamaba por aquella época la República Árabe Unida (RAU), que agrupó a Siria y Egipto (cómo cambian las cosas) y luego dio nombre oficial a este último durante unos años. Se disputó en El Cairo.

La palabra “finalísima” suena muy vendedora. No es exactament­e lo mismo que el “partido del siglo” (que se juega varias veces al año) pero sirve muy bien como reclamo periodísti­co y deportivo.

Sin embargo, no se aplica mucho a la Supercopa de Europa (tampoco a la de España, si bien en este caso no se disputan dos finales previas, sino solamente una), y menudea en partidos de menor cuantía.

El caso es que este martes tenemos finalísima de verdad, entre dos grandes equipos europeos. No se prive nadie de usar ese nombre.

La palabra suena muy vendedora, y sirve de reclamo periodísti­co y deportivo

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