La culpa no fue sólo del 1-1
Lo avisaba Quique Setién justo después de ganar al Celta también y en la conferencia previa al partido de El Madrigal, tras dos semanas de (como siempre en los últimos tiempos cuando se gana un partido, ¡uno!) detectar un exceso de alegría espontánea o quizá provocada: no había que echar las campanas al vuelo por lograr los (sufridos, al final) primeros tres puntos. El precioso 0-1 parecía quitarle la razón al entrenador y dársela a los eufóricos, pero no. Igual que llegó ese tanto de Sergio León conoció el Betis el empate, con el riesgo en la salida del balón que asume el encargado casi siempre de iniciar la jugada: Antonio Adán. Portero y técnico lo aclararon luego: esto es lo que hay y el equipo verdiblanco (al menos de momento) no renunciará a ello.
Qué bonito es a veces un pelotazo, pensarían muchos béticos tras ese empate de Bacca, pero justificar la derrota sólo con esa jugada desgraciada sería mentirle al personal. El Villarreal ya había llegado bien al área antes del 0-1 y lo hizo aún más tras igualar el marcador. Un palo, tres paradas a bocajarro del guardameta (sí, también) y muy pocos tiros a puerta. Apenas seis en tres jornadas acumula el Betis, que no puede quejarse de la jugada de Cristian Tello mucho porque es complicado tener mayor efectividad: seis tiros, tres goles. Lo de chutarle más al contrario es urgente mejorarlo.