A 15 kilómetros, el Calderón vivió el estreno en silencio

■ Todos los focos estaban sobre el Wanda Metropolitano. ¿Pero qué es de su antiguo hogar, ese Calderón testigo de tantas emociones? ¿Cómo lucía ayer? Silencio. Esa es la palabra. Pocos bares estaban abiertos en los alrededores. La cafetería Dumas tenía el cierre echado. Sobre él luce pintado Neptuno, ayer sin acompañamiento. En mayo, por esa acera no cabía un alma. Ayer, nadie paseaba por allí. Unos metros más allá, el bar El Doblete tampoco abre. Ni El Parador. Sus mesas y sillas de terraza se apilan encadenadas. “Habrá que irse a otro bar, ahí en Pontones”, cuenta Manuel. Le queda cerca, aunque uno se aproxima a Pontones y también percibe un ambiente tristón. El carril en el que antes aparcaban los autocares, desierto. El cruce con Melancólicos ya no requiere de policías. Casi todo cerrado. Obviamente, las taquillas. Pero algún otro detalle deja claro que el fútbol ya no respira por allí. Como esa señal que prohíbe aparcar en días de partido tirada por el suelo. El balón rueda ahora a 15 kilómetros de allí. Tan lejos, tan cerca.