AS (Sevilla)

El Granca se mete en la final ante un Madrid gris

Los blancos llevaban 30 puntos y perdían por 16 en el minuto 25

- RICARDO GONZÁLEZ

Pelea inédita la que veremos hoy por el título de la Supercopa: Herbalife Gran Canaria, que defiende trofeo, frente a un Valencia Basket en su cuarta final consecutiv­a (Copa, Eurocup y Liga, las tres anteriores). El Granca desarboló de inicio a un Real Madrid bloqueado en ataque.

Al Madrid le costará cabalgar sin Llull a lomos del caballo blanco. Queda claro, muy claro. Su estreno oficial del curso ha sido tan desalentad­or como ilusionant­e el del coral Herbalife Gran Canaria, que hoy aspira a revalidar título. Un equipo entero contra Ayón, sería el resumen rápido y fácil.

La Supercopa marca con un bocinazo el final de la pretempora­da, un torneo que coge a todos los equipos con el calzón a medio subir, aunque a algunos más que a otros.

De salida vimos a un Granca más rodado, y no porque clavara seis de sus ocho primeros triples, sino porque se mostró más compacto en defensa y ataque. Bien asentado atrás y a la caza de los espacios con el balón en la mano. Lanzó bien, y lo hizo con sus tiradores liberados. Oliver arrancó con un clínic

del último pase, asistencia­s que valían como cualquier diana. Enfrente, enorme desconcier­to ofensivo: solo dos asistencia­s del Madrid en el primer cuarto, las dos de Ayón, y cuatro al descanso más ¡13 pérdidas! con lo que eso arrastra: menos tiros, más carreras sencillas del rival.

Jugaba Doncic con su tobillo tocado, jugaba Randolph, Kuzmic añadía un par de aciertos bajo el aro y Taylor cortaba con intención. Pero solo Ayón, solo él, salvaba los muebles en medio de la zozobra general. El Granca defendía su corona con todo: más ilusión, más ganas, más fuerza y más baloncesto. El de Báez, tan sigiloso como determinan­te.

En la reanudació­n, el duelo parecía ir por raíles pero cuesta arriba. Más espeso todo aunque sin salirse del camino marcado. McKissic apilaba un par de aciertos, Paulí daba un paso al frente (las Ventanas le llaman) y el Real se pegaba de bruces contra el muro amarillo. En dos cuartos y medio, 30 puntos, a 12 de media por periodo (46-30). Flojísimo registro. A todo esto, Rudy transmitía malas sensacione­s después del primer verano de descanso en su carrera. Causeur no tenía el día, Campazzo tampoco y en la otra trinchera surgía Luke Fischer (2,11 y 22 años) para dar continuida­d a la labor de Báez. Hombre de equipo.

Con todo ganado, el Granca se paró y le brindó una oportunida­d al Madrid: Ayón y Thompkins firmaron un 0-10. Un coletazo tan brioso como insuficien­te. El Granca cruzó la meta sin alardes. Manejó bien la renta y defenderá el título de la Supercopa ante un Valencia que aborda su cuarta final seguida.

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 ??  ?? EUFORIA LOCAL. Gal Mekel, uno de los fichajes del Granca, celebra una acción de su equipo con Campazzo, Doncic y Thompkins abatidos.
EUFORIA LOCAL. Gal Mekel, uno de los fichajes del Granca, celebra una acción de su equipo con Campazzo, Doncic y Thompkins abatidos.
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