La pegada que aplastó al vértigo DANIEL LAGOS
El Villamarín vivió su primer día de grises en este campeonato liguero y lo hizo bajo las premisas que Setién había contagiado a sus jugadores. El despliegue táctico del Valencia aplastó esta vez al vértigo propuesto por un Betis incapaz de hacer daño con su infinito toque. Es tan providencial Javi García en el esquema de Setién que Guardado no puede sostener el equilibrio cuando el equipo no tiene el balón. Y los de Setién no acertaron como de costumbre en el intercambio de golpes inicial, aunque la garra llamara a la épica en el último suspiro. También aparecieron otras debilidades como la escasez de contundencia en dos saques de esquinas que terminaron en dos goles.
El error de Sergio León en el lanzamiento del penalti fue el punto de inflexión del choque ante un Valencia claramente superior en demasiados parámetros. El Betis tocó y tocó, pero ni defendió ni mandó nunca en el apartado físico antes de que la historia se convirtiera en un ida y vuelta letal. El cuadro bético se cayó de tanto vértigo, aunque su valentía era una obligación en la segunda parte cuando ya había sido víctima de su filosofía. El escenario del cierre fue el ideado en cualquier guión en el que Setién es protagonista. Hace una semana aseguró que prefería un 4-4 a un 0-0, pero en esta ocasión la búsqueda de la épica se quedó a un paso. Del regalo de Parejo a rozar la hazaña de levantar un 0-4.