AS (Sevilla)

Alejo Stivel “Messi suena a Beatles; Cristiano, a AC/DC y Maradona, a los Stones”

- A. MÉRIDA / G. POSE

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Deslumbró con Tequila en los años de la Transición y batieron récords de venta y de fama. 40 años después el brío sigue vivo en Alejo Stivel, que saluda al otoño con nuevo disco. Su pasión por la música la comparte con el Barça de su alma.

‘Yo era un animal’, el título de su nuevo disco es toda una confesión, ¿llegó a humanizars­e?

—Pues mira, la canción termina así: soy un animal. Toda la canción es en pasado pero en la última frase no tuve más remedio que contar la verdad y confesar que sigo siendo un animal. —¿Cuál ha sido la mayor animalada que ha cometido?

—La mayor es subirte a un escenario a cantar. Hay que tener mucha cara para hacer eso. —Cuando fundó Tequila, en 1977, aún no existía la Movida madrileña, ¿cómo encajaron en ese movimiento?

—Realmente no encajamos porque nunca pertenecim­os a la Movida pero creo que, de alguna manera, pusimos una piedra fundaciona­l al rock en español, abrimos el camino.

—En Argentina era hincha de Racing, al llegar a Madrid se hizo del Barça, ¿qué le inspiraron los culés?

—No lo sé, el fútbol es un poco irracional, a veces no tienen explicació­n los actos que provoca. Normalment­e uno es de un equipo por herencia familiar, de tu padre, tu tío…En mi caso, llegué a España con 17 años, era la época de Cruyff, un jugador que siempre me encantó y empecé a seguir al Barça, aunque también me tiraba el Rayo. —He leído que cuando pierde el Barça sale al escenario más deprimido, ¿tanto le afecta el asunto?

—Deprimido y, también, cabreado, lo cual apunta a un buen show. Para el rock and roll es bueno estar cabreado, así que no es tan negativo.

—¿Cómo ha vivido estos tres últimos años en los que el Real Madrid ha sido dos veces campeón de Europa? —Bueno, el fútbol, como todo en la vida, son péndulos que suben y bajan. El Barça venía de una época gloriosa y no se puede ganar siempre. Hay que ser deportivo y encajar la victoria de un rival con elegancia.

—De ese gran Barça que entrenaba Guardiola hemos pasado al Barça de Messi, ¿qué le inspira su paisano? —Admiración. Me quedo sin adjetivos para describir a este jugador que ha sido capaz de clasificar para el Mundial a Argentina de una manera brutal. Cuando está todo perdido él solo carga con el equipo y lo saca adelante. Es una maravilla verle jugar, y después, me gusta su manera de ser, es un tipo tranquilo, generoso, sin un ego desmesurad­o.

—Con la selección no pinta igual Messi, ¿cómo se explica que Argentina haya estado a punto de quedar fuera del Mundial de Rusia?

—No me lo explico. Con los jugadores que tiene es inexplicab­le. Entiendo que Leo juegue mejor en el Barça porque es su equipo de siempre y se ha criado con la mayoría de sus compañeros, pero me habría parecido algo de locos que Argentina no se hubiera clasificad­o. —¿Quién cree que lucirá más en la historia Messi o Maradona?

—No lo sé, me parece que es innecesari­o buscar a uno solo porque han vivido en épocas diferentes. Igual que Pelé, Di Stéfano, Cruyff y otros grandes. Son momentos distintos, con juegos distintos, los terrenos de juego de hace 25 o 50 años no son los de ahora, ni tampoco la preparació­n física. No tiene mucho sentido tratar de definir quién fue el mejor, el número uno. Todos ellos han sido grandiosos. —¿Qué les ocurre a los argentinos con Messi?

—Argentina es un país muy exagerado y muy mitómano con todas las estrellas, sean artistas o futbolista­s. Messi llegó muy jovencito al Barça, en Argentina le llaman “el catalán”. Messi se educó en Barcelona, en La Masía, y eso allá no acaban de procesarlo como es debido. Creo que haber llegado con 14 años al Barça a Messi le ha salvado su carrera y le ha evitado ir por el mal camino. Su corazón pertenece al Barça y estoy convencido, y lo deseo, que terminará su carrera allí.

—Parece que a Messi no le ha gustado nada que el Barça apoye el proceso secesionis­ta, ¿usted cómo ve este asunto? —Prefiero no meterme en esos temas porque es una situación muy delicada donde hay mucha gente que tiene ideas opuestas. Lo único que puedo decir, para que nadie quede descontent­o, es que se hable y se llegue a algún acuerdo porque el tema es grave.

—¿Al Cholo Simeone, otro de sus paisanos, lo vería como entrenador del Barça?

—¡Yo al Cholo le pondría a jugar en el centro del campo, es todo un figura! Hablando en serio, a mí me gustaría para la selección argentina y creo que terminará ahí, pero debe rematar su ciclo en el Atlético, ¡y ganar una Champions! (ríe).

—¿Y del Madrid qué nos dice? —-Pues que tiene una plantilla fabulosa, es uno de los mejores equipos del mundo junto con el Barça y el PSG. El banquillo que tiene sería titular en muchos equipos de primera línea. —¿Dónde sitúa a Cristiano? —Cristiano es un atleta con unas condicione­s impresiona­ntes aunque no creo que sea tan técnico como Maradona, Pelé, Di Stéfano, Zidane o Messi, pero es superefect­ivo y cualquier equipo lo querría en sus filas. Pero Messi es mejor jugador que Cristiano. A mí me gustaba más Zidane que el actual Cristiano, me gustan los jugadores con clase.

—-¿Con qué dos bandas históricas del rock compararía a Messi y a Cristiano?

Messi “Me quedo sin adjetivos. Ha sido capaz de clasificar a Argentina de una forma brutal cuando todo estaba perdido” Barça

“Si pierde, salgo al escenario cabreado, lo cual apunta a un buen show; es bueno para el rock”

El Cholo “Le pondría a jugar, ¡es todo un figura! Creo que terminará con Argentina”

Tequila “Pasarlo bien y que la gente disfrutase era lo que nos movía y me sigue motivando”

Real Madrid “No descarto que pueda ganar otra Champions..., espero que no ocurra”

—Mmmm, déjame pensar, no es fácil. Messi suena a The Beatles y Cristiano se acerca más a AC/DC. Y Maradona, a los Rolling Stones.

—¿Qué impresión tiene en cuanto a la Liga y la Champions esta temporada?

—Esto acaba de empezar. Parece que el Barça ha arrancado mejor en la Liga y el Madrid está mostrando sus mejores armas en la Champions. Pero yo espero que a partir de enero esto cambié un poco. Mi deseo es que el Barça fiche a Coutinho, pero ya veremos. Al final estarán ahí arriba los dos, junto al Atlético aunque se ha complicado mucho la vida en Europa. —¿Ve al Real Madrid con posibilida­des de ganar una tercera Champions consecutiv­a? —Espero que no ocurra pero no lo descarto, puede ocurrir porque tiene un equipo sensaciona­l. Repito que esto acaba de comenzar y hacer un vaticinio es muy arriesgado y lo normal es que te equivoques. Yo veo muy bien al Barça y creo que, todavía, puede estar mejor. Y, bueno, para qué voy a mentir, si el Barça no es capaz de lograr algún gran campeonato me gustaría que lo hiciera el Atlético. Le tengo una gran simpatía. —Creo que se codea a menudo con el Cholo.

—No mucho, pero sí, el otro día estuve cenando en su casa un asado magnífico. Ahora no devoro tanta carne como antes pero ese día puedo decir que comí el mejor asado de los últimos años. Llegaron a la casa unos parrillero­s excepciona­les con la carne y todas las herramient­as y fue una velada inolvidabl­e. —Se ha lanzado a componer y a cantar nuevas canciones después de muchos años siendo productor de otros artistas, ¿ha tirado de valor para hacerlo? —He sentido pánico. El primer día que actué tras mucho tiempo fue una presentaci­ón en Pachá, de Madrid. Estaban todos los medios, la industria discográfi­ca, mis amigos. Y seguro que pensaban, a ver qué va a hacer ahora éste. Me sentí muy raro, como un alma en pena, pero salí airoso. Y ahora, componiend­o, me ha ocurrido lo mismo. Hacía muchos años que no lo hacía y no fue fácil arrancar. —¿Qué le queda de aquel adolescent­e que triunfó con Tequila casi 40 años atrás?

—Me quedan muchas ganas de pasarlo bien y que la gente disfrute, eso es lo que nos movía en Tequila y eso es lo que me sigue motivando.

—Lo que parece que ha dejado atrás es esa vida vertiginos­a de rockero, días sin dormir y excesos por un tubo. Ahora ha dejado fuera las drogas y el alcohol, come lo justo y se ha vuelto más sereno.

—Cuando terminó Tequila estuve un buen tiempo descomprim­ién do me porque fue una época muy intensa. Desde los 17 años hasta los veintitant­os creo que no tuvimos un solo día libre, nos profesiona­lizamos muy rápido. Éramos el grupo que más dinero hacía ganar a la casa discográfi­ca en la que estábamos, por lo que nos presionaba­n bastante para que la máquina no parara. A veces nos pasábamos tres o cuatro días sin pegar ojo. Pasa el tiempo y los modos de vida van cambiando y los años no perdonan.

—Su infancia en Argentina fue bastante singular, su casa era un continuo desfile de grandes artistas, genios eternos, jugaba con frecuencia con Juan Gelman o Julio Cortázar, ¿cómo recuerda esos tiempos?

—Fue un privilegio total, en ese momento no me daba cuenta, para mí eran como mis tíos, los amigos de mi familia. Eso te deja un poso especial, te cala muy hondo. Y todas esas experienci­as extraordin­arias han ido marcando el resto de mi vida. —Además, sufrió la experienci­a terrible de la muerte a tiros de su padrastro, muy implicado en la lucha política.

—Sí, eso también me ha dejado una buena huella. Ese hombre era un poeta, un soñador, un idealista, me cuesta mucho hablar de ese tema, pero sí, me ha dejado una maleta llena de muchas cosas buenas. —¿Cómo se explica el fenómeno de los Rolling, todos con más de 70 años y sin parar? —Eso, un fenómeno. A Keith Richards se le ve más tocado, pero Mick Jagger es asombroso, cantando muy bien, bailando, con una fuerza increíble. Yo he visto a los Stones 35 veces en directo, la primera, en 1981. Y la última vez que fui a verlos lo pasé tan bien como la primera. —En su último disco tiene una canción de amor-desamor que se llama ‘Balones y palabras’ donde conecta el fútbol con la vida. ¿Se parecen tanto? —-Bueno, no hay que exagerar ni dramatizar, pero como metáfora puede funcionar. En esa canción me cuelan un gol por la escuadra, me quedo con el corazón lesionado pero confío en la remontada. La verdad es que me inspiré un poco en el tema “La bilirrubin­a”, de Juan Luis Guerra, esa relación que hace de la vida con las enfermedad­es y su tratamient­o. Y me dije, pues yo lo voy a hacer con el fútbol. No sé si llegué a su nivel.

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