El Athletic toca fondo y Ziganda nota la presión
Baja forma de las estrellas y el mensaje no llega
EI Athletic de Ziganda tocó fondo el jueves. O es lo que se supone. Rozó el ridículo ante el débil Östersund, quinto de la liga sueca, y la pelota del bochorno no para de crecer, tras dejarse empatar ante un Málaga moribundo una vez que ganaba por 1-3 y dejarse comer la tostada ante el flacucho Zorya en San Mamés: 0-1. ¿Qué le pasa a un equipo que siempre aspira a altas cotas? Al menos el gol milagro de Williams hace tres días le permite seguir vivo en Europa, pero al ver cómo le arrollaba un equipo menor por velocidad, colocación, físico, combinación y desdoblamientos, muchos en Bilbao asumen que fue engordar para morir.
Tras cuatro años placenteros con Valverde y una misma forma de actuar, parecía que Ziganda era una figura decorativa, que se limitaría a dar continuidad a algo que funcionaba. Pero ha querido imponer su propia caligrafía. Y ahí está el meollo de la cuestión. “Nos falta poner el sello al equipo”, se soltó el técnico el jueves en Suecia. Y fue más allá: “No encuentro una explicación”, remachó, pese a llevar más de tres meses al frente.
Las rutinas han cambiado en Lezama. Ziganda da largas charlas antes de empezar algunas sesiones e individuales al final. Está encima de cada jugador, mordiendo, frente a los suaves métodos de su antecesor. Cuco empezó con un sistema muy valiente, presionando al contrario muy arriba, pero, ante ciertos fallos en el engranaje y sobre todo en la salida del balón, ha ido replegando las líneas, hasta entregar la posesión a un rival menor como el Östersund.
Ziganda varió el sistema de un 4-2-3-1 a un 4-1-4-1, con el que la gente se sentía más arropada y Vesga, su mayor apuesta, podía estar más cerca del área rival. Luego ha impuesto un sistema de rotaciones, sin asentar primero la idea de juego. Todo el mundo rota, menos Laporte. Y algunos, como Núñez y Etxeita, hacen como los porteros: uno para Liga y otro para Europa.
Jugadores claves como Beñat, Iturraspe y Raúl García están en baja forma. Aduriz va saliendo adelante con goles. Durante un tiempo al equipo le salvaron los porteros, pero ya ni eso sirve. En medio hay un agujero y los laterales aportan poco recorrido con buenos centros. Ziganda no da con la tecla y su mensaje no llega.
Valverde Tras cuatro años placenteros, el cambio de era está siendo difícil