Su físico de atleta aumenta el riesgo de tener lesiones
Definitivamente, Gareth Bale no tiene suerte con las lesiones en el Real Madrid. Escribíamos hace no mucho tiempo el misterio que rodeaba a las lesiones de Keylor y Bale y ayer, los servicios médicos de la entidad emitieron un parte médico diciendo que el jugador tiene una rotura muscular grado I a nivel del tercio medio del aductor largo del muslo izquierdo. En términos médicos, es una lesión muscular leve, que con reposo relativo y tratamiento de fisioterapia adecuado, tiene un pronóstico en cuanto a tiempo de dos a tres semanas, pero conociendo el morfotipo del jugador y la evolución de sus anteriores lesiones, no nos aventuramos a decir que no se prolongue hasta las cuatro semanas.
Es un jugador con una potencia tremenda, prototipo de futbolista atleta, y esas condiciones físicas, tienen ventajas a nivel deportivo, pero también inconvenientes en cuanto a ser mayor factor de riesgo lesional. Es justo lo que está sucediendo, a mi juicio, con este jugador. Y no porque el futbolista no quiera trabajar, ni porque no ponga todo el interés del mundo en recuperarse lo mas rápidamente posible. Se trata, simplemente, de su constitución anatómica y su fisiología muscular. Y el problema parece ir a más.
Nos consta que es un jugador muy disciplinado y que sigue al pie de la letra todas las indicaciones terapéuticas que se le indican. Pero hay que reconocer que no ha tenido suerte y que ha pasado a engrosar la negra lista de grandes jugadores, que cargados de lesiones continuas no han conseguido triunfar en el Madrid como sucedió en los casos sonados de Robben, Prosinecki, Kaká o Woodgate...