Griezmann divide al Atleti: el equipo apoya, la grada silba
Pitado en el derbi, el vestuario rojiblanco le defiende sin fisuras
El derbi señaló a Griezmann. Fue su escasa participación en el juego, fue porque en el 76’ Simeone volvió a cambiarlo, fue por los pitos de la grada. Pero, si la afición reprocha, el vestuario abraza. El Cholo, Koke, Saúl y Juanfran sacaron la cara por él. La misión es recuperarle, que vuelva a ser ‘Grizi’.
Cuando Griezmann saltó al derbi el sábado, lo hacía diferente, al menos en el físico. Su pelo largo, ese con el que se identifican sus peores momentos en el Atleti, ocho partidos sin gol, apenas tres en 14, había desaparecido. Volvía la cresta, peinado con el que con la rojiblanca voló, pero nada cambió. Volvió a ser estrella apagada.
Sin apenas trascendencia en el juego (ver mapa de calor inferior), sin un remate de su bota a Casilla, Simeone volvía a cambiarle antes de que el partido acabara, en el minuto 76, con 0-0. Y entonces la grada estallaba. Pitos, silbidos. Su partido, quizá, era la última gota, esa que rebasaba el vaso. Comenzó a llenarse nada más pisar Francia en verano (ver cronología).
Defensa. Su coqueteo con el United estaba ahí, su comienzo de temporada, la más gris desde que es rojiblanco, lo corrobora Transfermarkt: por primera vez su evolución del valor de mercado se estanca, no es eso que era, una línea recta disparada hacia arriba. Acostumbrado a ser héroe lleva tres goles en 14 partidos y ocho ya seco.
Un Simeone que, sin embargo, abrazó. Si en Riazor le señaló, con el cambio a diez del final y aún 0-0 y la rueda de prensa previa (“no tengo un jugador que me resuelva partidos”), ayer le defendió: “Es de la familia y, hasta que lo sea, a muerte con él”. Sólo sería el primero: después hablarían Koke, Saúl y Juanfran. Todos igual, con lo mismo en la boca: defender a Grizi. Su jugador diferente, aquel que siempre estaba de bromas, sonriendo, risueño, comprometido, su líder. Mejor con cariño que no silbando. “Es increíble para nosotros y tenemos que apoyarle”. Lo dijo Saúl. Es lo que piensan todos.