El Sevilla se abona a la épica y gana sin merecerlo
Remontó un 2-0 ante un Villarreal que lo había bordado
El Sevilla de nuevo volvió a estar muerto y otra vez resucitó. Si ante el Liverpool dicen que la charla de Berizzo fue clave con 0-3, frente al Villarreal los más decisivos, con permiso de Banega, fueron Rodrigo, Barbosa y Víctor Ruiz cuando el 2-0 le arrinconaba. Con el partido encarrilado (1-0), el canterano tuvo que irse por unos problemas estomacales, con el consecuente socavón que dejó tras su exhibición. Después, con el Sevilla desperezado a balón parado (2-1, Lenglet), el portero puso una mano floja a una rosca del Mudo. Y ya con 2-2, Víctor Ruiz atropelló a Mercado para regalar un penalti a Banega. El Villarreal no daba crédito al castigo. El Sevilla recordó que nunca hay que dejar de creer. Ni de echar a la lotería.
El Villarreal había metido un ritmo trepidante pese a haber descansado dos días menos. El rombo del Submarino marcaba las diferencias. El tanto de Bakambu fue un claro ejemplo de superioridad. La jugada comenzó en un saque de banda, continuó con un preciso cambio de orientación de Bacca y finalizó con una asistencia de Fornals al congoleño. El Villarreal no especuló. El Sevilla, mientras, pedía a gritos otra terapia sanadora. Pero en una contra de manual, Fornals conectó con Bacca y éste decidió antes de pedir perdón a su exafición. Aun así, el Sevilla no se rindió. Su experiencia y corazón se lo impiden. Decidió desatar el vendaval ya relatado. Con más ayuda que proyecto. Ni la tijera final de Bakambu pudo maquillar un 2-3 engañoso que deja al Villarreal herido, al Sevilla resoplando y a Berizzo radiante por la moraleja: pelear tiene recompensa.