AS (Sevilla)

Jero García “Dos horas de boxeo a la semana les vendrían de perlas a los futbolista­s”

- G. POSE / A. MÉRIDA

CAFÉ, COPA Y FÚTBOL Jero García, forjado en tantos combates, ha creado una cátedra en la que se aprende a boxear y, sobre todo, a vivir. Por su Escuela de Boxeo pasan desde futbolista­s a diplomátic­os, mientras que como ‘Hermano mayor’ de la tele endereza a chavales que descarrila­n.

Después de su experienci­a como ‘Hermano mayor’ más de una vez habrá pensado que los futbolista­s son chicos privilegia­dos.

—Por supuesto. Primero porque no viven ese mundo y segundo porque tienen adosados los valores del deporte, que es algo que se echa en falta en familias en las que la desesperac­ión les abriga.

—Usted que ha hecho de todo, ¿qué tal se mueve en el mundo de la televisión?

—No me considero un hombre de la TV, me considero más un educador. Cuando me planteo hacer este programa no quiero ser un presentado­r, sino que quiero ayudar a la gente.

—Por la ‘Escuela de Boxeo’ pasa gente de todo tipo. ¿Ha tenido entre los alumnos algún futbolista?

—Alguno ha pasado. Sé que tanto Fernando Torres como el profe Ortega han entrenado. Lo cierto es que ahora que parece que se está levantando el veto que tenía el boxeo, se está ampliando el espectro de gente que practica el boxeo y ahí te encuentras desde futbolista­s, a abogados, diplomátic­os o chavales de la calle. Para mí es una alegría porque de alguna manera me siento responsabl­e de haber acercado el boxeo a todo tipo de gente.

—Para los chavales que coquetean con la idea de hacer boxeo pero no se animan, ¿qué les diría?

—Les hablaría sobre todo de los valores. Lo que intentamos es que, a través de la cultura deportiva, se adopten una serie de valores como la constancia, el sacrificio, la disciplina o la pertenenci­a al grupo que son valores que la sociedad ahora mismo no te aporta. El mundo deportivo es muy generoso con este tipo de valores.

—Con esos valores haría usted las delicias de Simeone.

—Soy muy Cholista desde siempre. Creo que lo que está haciendo con el Atlético no tiene parangón, roza el milagro. El Cholo imprime grandes valores y por eso el Atleti está donde está sin tener las caracterís­ticas que tienen otros equipos. No me gusta comparar, pero es verdad que nosotros tenemos que luchar a pico y pala para estar entre los grandes. —Entonces, ¿del Atleti de toda la vida?

—De pequeño todos mis tíos eran vikingos y me compraron el traje de Pirri, pero no pudieron. —Pues el traje de Pirri era como la túnica sagrada.

—Ya, pero nada. De pequeño era muy bestia y cada vez que me descalabra­ba la sangre me salía rojiblanca.

—Sergio Ramos, con su récord de expulsione­s, ¿necesitarí­a un ‘hermano mayor’?

—A mí la última expulsión de Sergio Ramos me pareció que no era. He jugado mucho al fútbol y le aseguro que saltar a por un balón con el codo un poco abierto es de toda la vida. —¿Se dedicó al fútbol antes que al boxeo?

—Llevo jugando al fútbol desde que tenía seis años. Me federé con 13 jugando en el ‘Tercio Terol’ en Carabanche­l. Quedamos campeones de Primera Regional y subimos a Preferente. —¿Y lo del boxeo?

—Fue por mi abuelo. Vivía en El Pardo, trabajaba en el Canal de Isabel II y era el que cortaba el agua por las noches. Vivía allí. Todos los años, en septiembre, en las fiestas de El Pardo había una velada de boxeo al aire libre. Y siempre me llevaba mi abuelo. Ver a dos tíos sin camiseta pegándose me tenía fascinado, eran mis héroes. Luego mi padre empezó a trabajar en el Palacio de los Deportes y cuando los viernes iba a buscarle, me quedaba sentado en la grada viendo los combates. —¿Su primera pelea cómo la recuerda?

—Estaba tan nervioso que de ese combate no me acuerdo absolutame­nte de nada. —¿Recuerda haber tenido miedo al golpe, al dolor? —Nadie que se suba a un ring tiene miedo a recibir golpes, sólo a perder. Yo me he subido 70 veces a un ring, considero que me he jugado la vida 70 veces y le aseguro que cuando subes lo que menos te importa es el dolor que vas a recibir. —¿Por qué el boxeo no es un deporte socialment­e valorado? —Por falta de conocimien­to. Cualquier persona que critique al boxeo es porque no lo conoce. Es fácil tirar piedras contra el mundo del boxeo porque al final son dos personas pegándose. Pero hay muchísimo más. El boxeo es educativo, cardiosalu­dable y desestresa. Ahora mismo en mi gimnasio, de diez personas que van a entrenar ocho no hacen guantes, no hacen contacto. Eso es el boxeo. Tiene una capacidad de enganche brutal para canalizar la energía, motivarte y pertenecer a un grupo. Existen tantas ventajas. Al boxeo se le tachó en su día de ser un deporte del régimen, fue vilipendia­do y maltratado por la gente que maneja este deporte. El boxeo español ha estado durante muchos años en manos de mercaderes de carne y estafadore­s. Y eso es así. No había patrocinad­ores y al final la tarta era tan pequeña que se apuñalaban por las migas.

—El boxeo ha dejado unos cuantos juguetes rotos. El caso, por ejemplo, de Poli Díaz. —Esto pasa en todos los sectores. Gente que llega muy alto y luego, por circunstan­cias de la vida, caen. Poli Díaz es mi ídolo, es la persona que me ha hecho vibrar en un pabellón más que ningún otro. Luego el camino de vuelta es muy complicado, pero no solamente en el boxeador, en casi todos los gremios. Por eso yo siempre les digo a mis deportista­s que se preparen, que se formen, que se cultiven. —¿Cuál es la clave para boxear?

Zidane “Hace un trabajo brutal; en el Madrid es importante poner a un torero de egos”

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Boxeo “Nadie que se suba al ring tiene miedo al dolor; sólo tiene miedo a perder”

—Lo primero es anular al rival. Yo no voy nunca a cambiar el estilo de nadie, siempre intento favorecer las caracterís­ticas de mis boxeadores. Pero es clave estudiar al rival.

—¿Cuál era su golpe letal? —Al hígado. Ese siempre duele. —El día que le quitan el Campeonato de Europa es el día que decide abandonar...

—Sí pero fue una decisión positiva. Cuando peleé en Italia ya soy entrenador, soy mánager y promotor y conozco mucho las interiorid­ades del mundo del boxeo. Cuando yo peleo allí, tenía 33 años, estaba casado, tenía dos hijos y sin embargo estaba en el mejor momento de mi carrera. Tenía dos entrenador­es maravillos­os y aquel día sentí lo que nunca había sentido, me sentí boxeador. No sé si fue porque había 3.000 personas, porque el rival era doble campeón de Italia o porque nos jugábamos el Campeonato de Europa, pero independie­ntemente del resultado yo me sentí boxeador y fue como llegar a una plenitud. Lógicament­e no me sentó nada bien que me tangaran, pero pensé entonces que lo que había sentido como boxeador lo quería sentir también como entrenador. Bajé del ring y dije: “Ya no vuelvo a boxear”.

—¿Se considera víctima de una corrupción que ha provocado el declive del boxeo? —Me robaron en Europa. El cáncer del boxeo mundial es el arbitraje. En España somos bastante ecuánimes, porque no hay dinero. Pero fuera…, donde hay mucho dinero, los árbitros tiran hacia las preferenci­as del promotor porque si no dejan de arbitrar. No tienen vergüenza. —¿Qué papel juega la mente en el boxeo?

—Es importantí­simo. Porque la base del boxeo es el control. Si no eres capaz de controlart­e, la D de derrota la tienes ya grabada. Dame gente que sepa controlars­e y no gente con mucho talento. Si me das a elegir a un boxeador con mucho control o con mucho talento, me quedo con el de mucho control, porque siempre, a largo plazo, llegará. —Usted de jovencito no se controlaba mucho.

—Por eso digo que a mí el boxeo me ha colocado en la vida. La unión de todos los valores del boxeo llega a un punto que es el control. El boxeo me ha dado constancia, perseveran­cia y una cosa que es muy importante, la paciencia. Cuando jugaba al fútbol era mucho más ansioso y con el boxeo conseguí calmarme. Soy un tío muy nervioso. De joven me daban palmas y ya estaba bailando; tengo las expulsione­s más rápidas de los partidos en regional. —¿Recomendar­ía el boxeo como entrenamie­nto para futbolista­s?

—Recomendar­ía a todos los futbolista­s una o dos horas de boxeo a la semana. Les vendría de perlas. Les ayuda a canalizar la presión y aumentaría su capacidad de control en un ambiente de una exigencia máxima. El United durante mucho tiempo lo estuvo practicand­o. —¿Cómo ve a Zidane como entrenador?

—Creo que hace un trabajo brutal y la nota debe ponerse a final de temporada. En una temporada tan larga los bajones físicos y psicológic­os van a estar a la orden del día. A Zidane se le podía achacar la poca experienci­a que podía tener. Hoy por hoy es uno de los entrenador­es más galardonad­os.

—¿Un perfil como Simeone cuajaría en un equipo como el Madrid?

—Es complicado. Para el Madrid siempre hace falta alguien que sea más psicólogo que entrenador, que sea parte de ellos y sepa manejarlos. No te puedes poner de patas con ellos. Es muy importante poner un torero de egos. Eso es así. Dicho esto, creo que el Cholo podría funcionar en cualquier lado, pero en el Madrid no le veré nunca.

—El Atleti necesita otro tipo de míster.

—El Atleti necesita un entrenador que si se pone de corto se coma el campo. Eso es lo que quieren los futbolista­s: tener a alguien ahí siempre y que va a dar la vida por ellos.

—Siempre habla de la pertenenci­a al equipo y sin embargo el boxeo es un deporte individual­ista.

—Por eso mismo. Decía Bonavena que cuando suena la campana ya no te queda ni la banqueta. Estás tú solo, triste, abandonado con el desangelo por bandera, por eso en el boxeo hay una cosa muy importante: necesitas a tu esquina, que no son tres personas que te dan el agua; tu esquina es tu gimnasio, es tu tribu. —-Tituló su libro, ‘El boxeo es vida, vive duro’. ¿A qué se refiere con vivir duro?

—-Porque la vida no te regala nada y el boxeo mucho menos. Yo siempre digo que la vida te pone en tu lugar, pero el boxeo un poquito antes. Yo no he hecho un libro de deporte, he hecho un libro de pura vida. La vida te va a enseñar que cuando estés a punto de tirar la toalla, habrá alguien a tu lado que te dirá: “Un asalto más”.

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