Vértigo histórico

“El talento de Fabián sostuvo la magia del Betis hasta que sus piernas dijeron basta y Tello irrumpió como invitado de excepción para asistir y sentenciar con dos acciones de puro talento”.

Frenético. Pocos derbis arrancaron con esta intensidad. Cuando Fabián golpeó al Sevilla a los 24 segundos de duelo, ni la estrategia de Montella lo esperaba ni tampoco la pizarra de Setién: el primero improvisó un ataque frontal que tiró de corazón y el segundo, ausente en su banquillo, se encontró con más campo por delante del esperado. La locura se había apoderado de Nervión sin que ningún sistema táctico aspirara a tomar los mandos.

Protagonista. Boudebouz fue la gran apuesta de Setién en su once titular, pero su protagonismo no llegó de la forma en que lo esperaba el cántabro. Realizó tres faltas inocentes en posiciones de repliegue y a partir de dos de ellas el Sevilla encontró el camino del gol. Todo un capricho demasiado costoso para el Betis cuando debía ser el dueño de su pausa. Cuando tira de talento, sin embargo, sí luce como en el 2-3.

Improvisación. El plantel bético no concede demasiados lujos en caso de toparse con circunstancias negativas. Llegaron con la lesión de Barragán y su reemplazo fue Francis. Cosas de la planificación. El canterano, eso sí, fue valiente y cumplió con su improvisado papel. La creencia de Setién en el canterano resolvió el enésimo contratiempo.

Historia. El Betis necesitó tirar de proeza para llevarse los puntos del Sánchez Pizjuán: anotó cinco goles cuando nunca antes lo había hecho en Nervión. El talento de Fabián sostuvo la magia hasta que sus piernas dijeron basta y Tello irrumpió como invitado de excepción para asistir y sentenciar con dos acciones de puro talento. En Heliópolis vuelven a creer pese a que aún haya mucho que corregir. En el Sevilla, el golpe desafía el desequilibrio del presente.