AS (Sevilla)

El banquillo pide justicia

El Madrid arrolló al Leganés antes del descanso guiado por Asensio, Lucas y Kovacic ● Luego pasó un mal rato ● Bale volvió a ser suplente

- LUIS NIETO

Tendrá que presentars­e Zidane con una orden judicial y acompañado de las fuerzas de seguridad para desalojar a Marco Asensio y Lucas Vázquez del once del Madrid. Dos jugadores diferentes, en cierto modo alejados del glamour, que en este club suele ir de la mano del precio, pero que simbolizan la modernidad y la reconversi­ón del equipo. Marcan y asisten para ganar partidos y para reclamar justicia. A su orden firmó el Madrid un tiempo con una carga energética desconocid­a en los últimos tiempos. Por fin apareció un entusiasmo contagioso entre los suplentes, ímpetu que se marchó con el verano. Y lo contempló desde el banquillo Bale, cuyas suplencias escandaliz­an cada vez menos. O anda de pretempora­da o anda en la rampa de salida.

Zidane se entregó a un equipo más copero que de Champions, bajándole la edad media pero subiéndole los decibelios en la presión. Más después de encajar un gol temprano, en jugada de ensayo, el punto fuerte del Leganés, un equipo que con 21 goles ha sumado 29 puntos. Sucedió en un saque de esquina, con dos remates de Bustinza, el primero invalidado por los reflejos de Casilla y el segundo tolerado por la blandura de Theo, que estrelló su débil despeje en la cabeza del central. La morosidad del francés sigue al alza. Si el Madrid se mete en el simulador de la Liga para llegar de punta en blanco a ese partido, el primer tiempo de Butarque (de los Príncipes, para el ingenioso márketing del Leganés) merece un brindis.

A raíz de aquel gol el Madrid le dio un aire espectacul­ar a la pelota. Juego cooperativ­o, circulació­n alegre, muchas ofertas de juego al espacio. Una cadena de montaje casi perfecta que devolvió a la superficie a jugadores que andaban en el subsuelo. Kovacic y Casemiro, principalm­ente. Entre los dos prepararon la respuesta rápida al gol adverso, con pase del primero, dejada del segundo y remate cruzado de Lucas Vázquez. El segundo tanto fue producto de la máxima precisión, una secuencia a un solo toque Kovacic-Benzema-Casemiro-Lucas-Casemiro, con remate del brasileño. La culminació­n de una primera mitad que se llevó por delante al Leganés, territorio deprimido últimament­e. Incluso Benzema pareció escarmenta­do. Isco, en cambio, sigue en su laberinto.

Con todo, el Madrid no acreditó contundenc­ia, hecho recurrente cuando no está Cristiano, y eso fue complicánd­ole en la segunda mitad. Un remate de Beauvue a quemarropa que salvó Casilla marcó el cambio de tendencia, en el que tuvo mucho que ver el Leganés, más agresivo, mas ambicioso, muy mejorado con los cambios. El Madrid supo del sufrimient­o por primera vez y se libró de un penalti de Kovacic a El Zhar. Aquella acometida del Leganés fue breve e infructuos­a. Bale fue portador de oxígeno, un penalti de Diego Rico desactivó al Leganés y el Madrid se marchó vencedor pero sin explicarse por qué no acaba de sacudirse su lado oscuro.

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