Un paso al frente y dos atrás

El Sevilla se apuntó una victoria recostado en el sofá. En cinco minutos empaqueto un partido horroroso, uno más del Athletic. Ziganda ya no puede sacar chispa a este grupo. Hizo una fotocopia del día de Mestalla, un partido normalito pero que mantuvo al equipo con cierta compostura ante un rival grande, y el experimento salió mal. No es cuestión de esquemas. El 5-3-2 ante el Girona o el 4-1-4-1 de ayer fueron una ruina, pero con otra actitud tal vez habrían servido. Jugar en función del rival te hace pequeño y si encima fracasas, el ridículo es doble. Refuerzas el medio campo y dejas 18 oportunidades al rival. Los tres cambios al descanso son un reconocimiento del fallo.

El Athletic con nervio del miércoles, ese que aplaudió San Mamés e invitó a perseverar, se quedó en algún pueblo camino a la

Giralda. Con tanta pereza como se comportó, estuvo venga a jugar en corto teniendo un nueve como Williams que es experto en atrapar bolas a la carrera. El Sevilla recibía cerca del área, conducía y maniobraba a su antojo. Pero las culpas no pueden recaer solo en Cuco. Sacó a tres jugadores estratégicos tras el descanso y estos no aportaron nada. Seguro que Rico vio el paseo con gesto contrariado: en ese pulso por ser el tercer portero del Mundial, sus compañeros provocaron el lucimiento de Arrizabalaga y él se tiró la tarde haciendo calceta. Lo de los medioscentros es un drama.