AS (Sevilla)

“Despertar era una operación frágil, sometida a ciertas delicadeza­s” Juan Tallón (Salvaje Oeste, Espasa)

- JUAN CRUZ

Kafka lo dijo

● Despertars­e es el momento más arriesgado del día, dijo Kafka, y ahora lo dice Juan Tallón. Es una operación frágil en fútbol, sobre todo si tienes que enfrentart­e a Cristiano Ronaldo, que es ahora el dios del gol, divinidad que comparte con Messi. Ayer interrumpi­ó su presencia: ya no ambiciona el Pichichi, sino la Copa de Europa, y Zidane le hace sitio en el banquillo. El empate es símbolo de su ausencia. Griezmann indignó en Carrusel: dejó a Ricardo Rosety (BeIN) con la palabra en la boca. Los grandes del fútbol no se saben despertar, creen que todo el monte es orégano. Lástima de maleducado. Tan bueno que es.

UD: nuevo inicio

● Vi contrito el Levante-UD. No fue partido para bromas: aquello que decíamos: “¡Levante Las Palmas!” Es seria la situación de nuestro equipo canario, que se levantó algo en las últimas jornadas, y en Valencia pudo haber reunido fuerzas para resistir. Pero el Levante tiene arriba varios cuchillos y no hubo nada que hacer, a pesar de una mejor disposició­n en el campo. El único consuelo es que

la previsible agonía se aproveche para que el club cambie de rumbo y de dirección y que el equipo regrese a lo que fue, un ejemplo de fútbol y no un dechado de errores de la arrogancia directiva.

El fútbol y lo otro

● Bello fútbol en Manchester, y en Vigo. Los dos Manchester, City y United, luchando por lo improbable, haciendo fútbol de trago corto, veloz. Y en Vigo, el Celta aprieta y ahoga. En la raya de cal se produce un acto típicament­e mediterrán­eo: el entrenador del Sevilla coincide con un antiguo pupilo de Florencia, ahora en el equipo gallego. Y se desarrolla entre ellos una franqueza, un reconocimi­ento, unas risas. Y el Sevilla ya va cuesta abajo. Eso es fútbol también: fútbol de los despistado­s. Al final, Montella tendrá que guardarse sus risitas. Su equipo no le acompaña en la alegría y cuando no golea sufre.

El palco y su sombra

● Juan Tallón honra al fútbol con su escritura. Ahora acaba de publicar esa novela, Salvaje Oeste, en la que el palco de los grandes equipos es una figura en la sombra de todo lo que ocurre en este bello deporte manejado por el dinero. Ahí se fabrican los insomnios, los traspasos, las grandes transaccio­nes económicas que son sustancia de Salvaje Oeste. Y ahí se deciden nimiedades: “¿Hacemos o no hacemos el pasillo?” Ahora estamos en eso. Es mejor el fútbol de la cancha que el fútbol de los palcos. Se ve cada domingo. Pero este mes es decisivo para los palcos.

Betis, mi Betis

● Cuando el Sevilla afloja, el Betis canta. El Betis de Silvio. El Sevilla de Ben Yedder está padeciendo estragos extraños, como si subiera y bajara su corazón a medida que más exigido está. La victoria del Betis es siempre aseada, Setién dejó a la UD sin juego y se lo llevó todo a Sevilla. Da gusto verlo jugar, como dio gusto ver la pasión con la que el United se impuso a un City que parecía haber desayunado fútbol. En Barcelona, Valverde sintió el miedo de Guardiola, y se resguardó a tiempo. Lo que demostró el Leganés es que a los grandes los atragantas si le das fútbol, la gran medicina.

Los goleadores

● Ahora que hay menos competició­n empiezan a dirimirse otras competicio­nes: quién hace los mejores goles, quién hace el pasillo, quién suma más de lo que sea. Al fútbol siempre se le asoma la mezquindad a la comisura de los labios, porque es un juego tan goloso que termina indigestan­do de pasión, o de ambición, a los contendien­tes. Cristiano marcó en sede europea uno de los grandes goles de su historia. Messi le replicó luego con un hat trick que hizo, digámoslo, con la gorra. Pronto se van a enfrentar y, quizá, se enfrenten también en la Champions. Ahí abajo son más interesant­es que en las estadístic­as.

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