Un ‘diablo’ que vuelve a Heliópolis

De la ‘manita’ a la ‘sangre roja’: Caparrós en el Benito Villamarín

■ Joaquín Caparrós Camino: vuelve el diablo, el Freddy Krueger del Villamarín. Pocos o posiblemente ningún otro personaje del mundo del fútbol inspira tanto odio en el coliseo de Heliópolis desde que amaneció el siglo y el Sevilla comenzó a renacer bajo el especialísimo y declaradamente antibético carácter del entrenador utrerano. “Este estadio me pone. Siempre se comenta que en todos los campos se juegan tres puntos, pero para mí aquí hay algo más”, ha afirmado en alguna ocasión el técnico utrerano, que hace años, antes de un derbi, hizo famoso aquello de que le hervía “la sangre roja”. Días atrás le dio una vuelta a la frase para afirmar que a sus jugadores les veía los “huevos blancos y rojos”. Testiculina es su pócima para haber sacado al Sevilla (de momento) y a otros equipos de abajo. 22 de diciembre de 2012: el Mallorca de Caparrós (y Serra como vicepresidente) visitó al Betis y, con melodía musical brasileña, la grada dedicaba al entrenador utrerano algún cántico acordándose de sus ancestros. “Caparrós, Caparrós, Caparrós tus m...”. El utrerano sonrió y saludó a la grada con los cinco dedos de la mano abierta. Curiosamente hacía sólo unas semanas el Sevilla había goleado al Betis (5-1) en el Sánchez Pizjuán. “A mí me nombran y saludo”, ironizó el técnico después en sala de Prensa. Caparrós ha jugado en el Villamarín con el Sevilla, con el Mallorca, con el Athletic, con el Depor... y siempre lo vivió como un derbi, con mucho éxito por cierto porque de sus once visitas ha ganado seis, empatado cuatro y perdido sólo una.

La guasa “A mí me nombran y saludo”, dijo