El Real Madrid le peleará la Décima a Obradovic
Gran actuación colectiva Un parcial de 4-17 en 2:50 lo cambió todo
El Real Madrid venció al CSKA en Belgrado con la fuerza del bloque: 20 asistencias y 104 de valoración. Se enfrentará mañana (20:00) en la final al actual campeón, el Fenerbahçe turco, que le doblegó la temporada pasada en semifinales.
Qué posibilidades tiene un equipo de colarse en la final de la Euroliga sin contar con su mejor jugador durante casi nueve meses? En este caso, el más carismático, el MVP del curso anterior. Y además esa plantilla añade nuevas bajas hasta elevar la cuenta de ausencias a 249 partidos. La respuesta es muy pocas o ninguna. Pues bien, ese equipo es el Real Madrid, y ese equipo se ha vuelto a meter contra viento y marea en la final de la Copa de Europa, la decimoctava de su historia, la cuarta en los últimos seis años.
Va a tumba abierta a por la gloria, a la caza de la Décima, a celebrar un triunfo fuera de España 38 años después (Berlín 1980). Con Laso el Real lleva 16 finales de Liga, Copa y Euroliga de 20 posibles. Y lo ha vuelto a hacer en el curso más complicado y frente al rival más difícil, el favorito, el ogro feroz de la historia blanca (19-28 es el balance ahora).
En el Stark Arena vivimos la revancha del 69, sin el gigante Andreiev, pero con De Colo, Higgins y el Chacho, cuña de tu misma madera, la que podía hacerle más daño. Un triunfo memorable con Doncic, Llull, Causeur, Thompkins y Ayón a un gran nivel. Y con muchas manos sumando, desde Carroll a Rudy pasando por Tavares. Venció el bloque: 20 asistencias y 104 de valoración. Laso había sorprendido de inicio con Reyes de titular, que hace un año no jugó ni un minuto, y con Campazzo, de vuelta tras casi dos meses fuera. El base fue a por el Chacho y este dejó espacio para Higgins, que se desató en el uno contra uno. Taylor, impotente. Rudy a pista. Pero entraba también De Colo, su impulso cerraba el acto con un marcador en plena crecida: 3020 para los rusos.
Se esperaba reacción, pero fue de una efervescencia incontrolable, de lo más espectacular del curso. En 2:50 soltó cinco latigazos en forma de triple para sellar un parcial de 4-17. A la afición del Fenerbahçe, ayer neutral, no se le iba el “oh” de la boca: 34-37. Sobre el parqué, Llull, Carroll, Causeur, Thompkins y Randolph. Tres minutos de sequía y Carroll acertaba con su tercer triple del cuarto, el sexto del equipo.
La ofensiva del ejército rojo estaba neutralizada con una maniobra tan rápida que descolocó a sus tropas. En la reanudación, Higgins, ahora sí, sufría con el marcaje de Causeur, y el Chacho con el de Taylor. Clyburn erraba y Reyes y Ayón cargaban dentro y daban espacio a Causeur y Doncic: 51-60.
Itoudis torció el gesto, no era un bloque pétreo, sino un manojo de nervios. Los mismos fantasmas de siempre, la piel en carne viva de pellizcarse. Los errores blancos desde la personal (14) eran el aliado moscovita. La brecha se abrió hasta los doce puntos (61-73) y Clyburn sacó hilo para suturarla, no pudo. La afición madridista se hizo con el control del pabellón: “¡Cómo no te voy a querer…!”. Mañana será otra historia. Habrá Décima: o del Madrid o de Obradovic.