El regreso del Rayo que no cesa
Paseó la gente del Rayito su alegría por su vuelta a Primera División y su rostro amable de gente encantadora por las instituciones madrileñas. Y se pasaron ayer también por As a la hora del vermú para rememorar su ascenso e incidir en su deseo de quedar campeones de LaLiga 123, ser campeones de Segunda y lograr el primer título que ganaría el Rayito en su historia.
Ni el paso de la familia Ruiz Mateos, de procedencia lejana a Vallecas, quitó la esencia del fútbol de siempre, del fútbol de barrio al Rayito.
Con el estandarte Felines (jugaba como Iniesta me han contado siempre mi abuelo y Relaño), con Potele, con SuperCota, con Wilfred en el recuerdo, con Lopetegui de proselitista rayista, el Rayito, de la mano de Míchel, uno de sus cachorros del barrio que triunfó como futbolista y ha hecho historia como entrenador, regresa a la élite como el Rayo que no cesa. El liderazgo de Alberto, la asunción de su rol de Amaya, la jerarquía de Dorado, la versatilidad de Fran Beltrán, el juego eléctrico de Embarba, la fantasía de Trejo y los crochets en forma de goles de Raúl de Tomás permitirán al Rayo seguir forjando la leyenda del ‘Matagigantes.’ El ascenso del Rayito se fundamenta en una afición de Champions y en la buena gestión de Cobeño, que montó una plantilla competitiva, Luis Yáñez, uno de los mejores ejecutivos del balompié patrio, y del presi Raúl Martín Presa, que disfruta del fútbol y del Rayito como un niño con la Play. ¡Vamos Rayito!