AS (Sevilla)

Naser Alsaied y Mahammad-Harba “En Siria asesinaron a 200 deportista­s entrenándo­se”

- ALBERTO MARTÍNEZ

Mahammad-Harba es el jefe de deportes de Siria en estos Juegos Mediterrán­eos, mientras que Naser Alsaied es su mano derecha. Ambos charlaron con As sobre cómo se organiza el deporte en un estado masacrado por el terrorismo.

¿Tuvieron problemas para poder estar en Tarragona?

—Participáb­amos en diez deportes, pero cuatro atletas no han podido venir. Nuestros deportes al final son atletismo, lucha, judo, karate, halterofil­ia, triatlón, bádminton y ciclismo. Le pongo dos ejemplos. Al tirador no le dejaron subir su arma a bordo. El nadador no tenía el visado. Hay que tener en cuenta que debido al conflicto que existe en Siria es muy difícil obtener el visado por culpa de las sanciones internacio­nales. Tenemos que ir al Líbano a solicitar el visado y pedir cita 15 o 20 días antes. A pesar de todos estos problemas, el Comité Sirio quiere participar en todas las competicio­nes posibles.

—¿El deporte ha sido objetivo del terrorismo en su país? —El objetivo terrorista era el de destruir el país como estado. Y el deporte era la primera meta de los terrorista­s: las escuelas, las infraestru­cturas, los estadios, los campos de juego... Muchos fueron destruidos. Aproximada­mente 200 deportista­s fueron asesinados mientras se estaban entrenando. —Así es muy difícil crear una estructura deportiva.

—Le pondré ejemplos. El equipo júnior de fútbol fue atacado con una bomba cuando entrenaba en un estadio, y dos jugadores murieron. También mataron a dos hermanos que hacían karate y tenían solo 15 años. Algunos deportista­s fueron secuestrad­os, ya que los terrorista­s considerab­an que por el hecho de hacer deporte estaban de parte del Estado. Luego, los mataban: los tiraban al río o los lanzaban de una azotea.

—¿Y a los dirigentes o entrenador­es también?

—Muchos de los entrenador­es fueron amenazados por Messenger o WhatsApp. Les decían que los iban a matar, secuestrar o que irían a asesinar a sus hijos. Como ya sabe, los ataques terrorista­s en Siria han destruido muchas infraestru­cturas. Cada ciudad o cada lugar afectado por el terrorismo hace que el Estado lo reconstruy­a rápidament­e pero bajo mínimos para que tengan una buena seguridad, teléfono y unos servicios para poder sobrevivir.

—¿No hay deportista­s que quieran huir del país?

—La gente siempre quiere salir fuera antes que vivir en un entorno de violencia. Tenemos un atleta en triatlón que quedó noveno y vive en Alemania. Siempre representa a Siria en todos los eventos a pesar de estar refugiado allí. No puede volver a Siria por la represión. Los estados como España o Alemania no te dejan volver a tu país si eres un refugiado porque tienen unas regulacion­es internas que lo prohíben; si vuelve, pierde su estatus como refugiado. Nosotros pensamos que cada refugiado debe tener derecho a volver a Siria, porque es su casa.

—Y, pese a ello, ¿el deporte sigue vivo en su país y es una piedra angular?

—El deporte es considerad­o uno de los principale­s medios para traer la paz a Siria. Es un motivo de evasión y para olvidar la espiral de violencia y la crisis en la que estamos inmersos.

—¿Y qué políticas siguen?

—El deporte es una asignatura obligatori­a en la escuela. Los patios de los colegios y de las universida­des están abiertos incluso por la noche. Así los habitantes del barrio pueden usarlos cuando quieran. —¿Practican deporte en las calles también?

—Las calles son peligrosas para los niños. Tienen grandes parques en la ciudad y hay un club casi en cada pueblo. El estado aboga mucho por el deporte y siempre plantea la construcci­ón de infraestru­cturas para practicarl­o. Esas tierras se donan al Comité Olimpico de Siria y él tiene la responsabi­lidad de decidir qué construir y que esté disponible para toda persona. También tenemos a las escuelas integradas en la competició­n estatal, y además chicas que juegan, desde el nivel más básico al universita­rio.

—¿Cómo es el deporte femenino en su país?

—Ellas toman parte en estos los deportes; de hecho, tenemos un Ministerio de la Mujer y una medallista olímpica: en 1996, Ghada Shoua’a. Organizamo­s campeonato­s femeninos y en los Juegos de 2012 y 2016 también compitió la nadadora Bayan Jumah. Las jugadoras de baloncesto y las atletas son las más populares. —¿Sus deportista­s se entrenan en Siria pese al conflicto? —Hacemos todo el entrenamie­nto en Siria y eso que el conflicto dura ocho años. El deporte y nuestras victorias internacio­nales son un clímax para la gente, que pueden ver que pese al conflicto hay deportista­s que ganan y se entrenan aquí. Estuvimos a punto de clasificar­nos para la Copa del Mundo de la FIFA si no llega a ser por Australia…

—¿Son profesiona­les?

—Solo en dos deportes, fútbol y baloncesto. Cada deporte tiene su técnico. Cuidamos a los atletas que tienen buenas actuacione­s, tenemos unos campamento­s de entrenamie­nto a pensión completa y les damos facilidade­s para que puedan

Terrorismo “Retenían a deportista­s y luego los lanzaban al río o de una azotea”

Estado “El deporte es considerad­o uno de los medios para traer la paz”

entrenar allí, les pagamos un salario incluso. Contamos con 420 clubes en la ciudad y en los pueblos. Tenemos 28 federacion­es de deportes olímpicos y no olímpicos.

—¿Y no contemplan la posibilida­d de que algunos atletas se entrenen en otros países o acudan técnicos al extranjero para profesiona­lizarse aún más?

—No podemos exportar por culpa de las sanciones internacio­nales y de los bancos. Y eso implica que debemos cubrir todos los gastos de los deportista­s nosotros mismos, contando becas y cursos de entrenamie­nto. Ahora mismo, el Comité Olímpico Internacio­nal y las federacion­es internacio­nales nos deben mucho dinero, pero lo tienen retenido en concepto de sanciones. La FIFA nos ha ayudado desde el inicio de la crisis y tenemos un pago de cinco millones de dólares que no hemos podido recibir. Aun así, nos preocupa el deporte y queremos participar y hacerlo bien. —¿Las diferentes religiones que cohabitan son un problema a la hora de confeccion­ar los equipos nacionales?

—No. En el propio colegio tenemos todas las asignatura­s de religión posible: islámica, cristiana… En el deporte, las fábricas o en otros trabajos hay gente de diferentes religiones pero no pensamos que por ello una persona sea buena o mala. El presidente del club más importante en Homs es cristiano, por ejemplo. Siria está considerad­a como la cuna de la civilizaci­ón desde la antigüedad. No lo dice cualquiera, lo dicen los historiado­res. Muchas estatuas y templos han sido descubiert­os allí. La reina de Palmira era de Siria. La civilizaci­ón fue originada en Siria. Muchas federacion­es deportivas fueron fundadas durante la I Guerra Mundial, sobre 1920. —Su territorio siempre ha sido un caramelo para el resto de estados…

—Tuvimos el tiempo de los otomanos, de los franceses, y construimo­s diferentes clubes y fundamos otros deportes e introdujim­os nuevos en Siria. El Comité Sirio fue inaugurado en 1948. A mediados de los 50 competimos como un solo país, los UAR, y luego nos dividimos entre los del norte y los del sur. Todo es muy nuevo. Tenemos campeones de los años 50 a nivel internacio­nal en levantamie­nto de peso.

¿Organizan eventos en este contexto?

—Nunca paramos, incluso cuando la crisis llegó a su punto más alto. Estamos 99,9% seguros, y los atletas continuaro­n haciendo grandes actuacione­s. Incluso durante la crisis, organizamo­s las Olimpiadas Nacionales de la Juventud, con atletas de hasta 16 años. Hemos copiado modelos cercanos, como China o Alemania. —¿Se puede decir que ahora ya están más seguros?

—El 95% del país está bajo control del gobierno. Solo hay problemas con kurdos sirio-turcos en el norte. Ahora iniciamos la reconstruc­ción.

—¿Qué suponen para ustedes estos Mediterrán­eos?

—Son considerad­os por los sirios como un comienzo de la participac­ión internacio­nal. Medirnos con África del Norte y Europa del Sur supone aumentar nuestro nivel. Gracias a los Juegos, podemos selecciona­r a los participan­tes en competicio­nes más importante­s.

Clave “La historia considera nuestra tierra la cuna de la civilizaci­ón”

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